El día que Maradona jugó con el Granada
Tras conseguir ascender a la Primera División, el Granada ha visto como su popularidad ha aumentado, y va a aumentar, bastante. Sin embargo, debido a las penurias que ha pasado el club andaluz en los últimos años, pocos conocen que en la década de los ochenta hubo un día en el que se habló del conjunto rojiblanco en todo el mundo. Fue el quince de noviembre de 1987, fecha en la que el Granada logró lo que nunca nadie volvió a hacer: juntar a los tres hermanos Maradona defendiendo los colores de la escuadra de la Alhambra.
Corría la temporada 87/88 y el Granada jugaba entonces en Segunda División. En aquel año uno de los fichajes estrella de los granadinos fue Lalo, que llegó a Los Cármenes con la vitola de ser uno de los hermanos del gran Diego Armando Maradona, el mejor jugador del mundo en aquellos momentos. Lalo aterrizó con buen pie, pues debutó con la casaca rojiblanca en un encuentro en el que el Granada endosó cinco tantos al Deportivo de la Coruña, uno de ellos anotado por él mismo.
Sin embargo, el fichaje de Lalo, además de la contratación del futbolista, traía consigo un regalo: el compromiso de que en un amistoso debían jugar los tres hermanos Maradona con la casaca del Granada, algo insólito y que nunca se había producido antes. Finalmente, tras muchas complicaciones para encontrar fecha, el partido se jugó el domingo 15 de noviembre de 1987, coincidiendo con que ese fin de semana las grandes ligas paraban porque había partidos de selecciones.
El rival seleccionado para dicho encuentro fue el Malmoe, que acababa de finalizar como subcampeón la liga sueca y que se iba a embolsar cuatro millones de pesetas por jugar dicho partido. Durante aquel fin de semana, la ciudad se paralizó para observar tal acontecimiento y Maradona, a su llegada a Andalucía, agradeció el gesto: “La maravillosa iniciativa que ha tenido esta ciudad de reunirnos a los tres hermanos y que por primera vez juguemos juntos un partido. Es algo como un sueño que por fin voy a poder ver cumplido”.
Traer al “pelusa”, y a todo el séquito que le acompañaba, le costó al Granada unos cuatro millones de pesetas. Dinero que amortizó el club, ya que por las ventas en taquilla ingresó unos veinte millones, a los que hay que añadir los cuatro que pagó TV3 por dar en diferido el partido y enviarle la señal al Canale 5 de Silvio Berlusconi.
Joaquín Peiró fue el técnico de los Maradona en aquel partido y tenía claro, antes de jugar el encuentro, que a Diego tampoco le iba a dar muchas explicaciones: “No voy a decirle lo que tiene que hacer porque Maradona es un genio que sabe desenvolverse en cualquier momento y en cualquier circunstancia”. Finalmente, Maradona saltó junto sus otros dos hermanos, Lalo y Hugo, al césped de Los Cármenes enfundado con la camiseta del Granada con el 9 a la espalda y disputó los noventa minutos del encuentro que ganaron los granadinos por un ajustado 3-2. Diego, temeroso de poder lesionarse, no intervino mucho en el juego, pero dejó muestra de su clase al anotar un magnífico tiro de falta que en aquellos instantes ponía el 2-2 en el marcador.
Maradona acabó muy contento con la experiencia: “Aprecio mucho lo que hacen en esta ciudad por mi hermano y les puedo decir que mientras se comporten así con él yo estoy dispuesto a jugar cuantas veces sea necesario en Granada y con el Granada. Hoy durante 90 minutos me he sentido un jugador del Granada CF”. Sin embargo, no se volvió a ver nunca más a Maradona con la camiseta rojiblanca. Quizás ayudó que el Granada descendió aquella temporada y que su hermano Lalo resultó ser un fiasco que apenas logró aportar nada positivo al equipo.