Resultados de la búsqueda
¡Cómo hemos cambiado, Athletic!
El pasado martes Bilbao entera se echó a la calle para festejar que el Athletic Club había conquistado la Supercopa de España tras imponerse por un global de 5-1 al Barcelona y había puesto así a 31 largos años sin títulos. Un tiempo en el que ha cambiado mucho el conjunto vasco.
Buena prueba de ello es que únicamente tres integrantes de la actual plantilla de los rojiblancos (Gorka Iraizoz, Ariz Aduriz y Carlos Gurpegui) habían nacido cuando los leones conquistaron su último título: la Copa del Rey de 1984. El mayor cambio que han sufrido los bilbaínos en todo este tiempo es que han pasado de ser uno de los clubes más punteros de La Liga a ser un equipo en la era más reciente con más pasado que presente.
Cuando el Athletic ganó Liga y Copa en 1984 era el segundo equipo con más títulos nacionales, solo superado por el Real Madrid. Los rojiblancos tenían en sus vitrinas un total de 31 campeonatos que se dividían en 8 Ligas y 23 Copas. El Madrid, por su parte, tenía cuatro más (20 Ligas y 15 Copas).
El conjunto que mejor ha aprovechado la sequía de títulos del Athletic ha sido el Barcelona. Los culés, que hoy tanto por triunfos como presupuesto parecen a años luz de los vizcaínos, tenían en 1984 un palmarés de 9 Ligas y 19 Copas. Es decir, bastante parejo al de los vascos. Sin embargo, los catalanes en la actualidad se han destacado como el segundo equipo con más títulos de Liga (23) y les han ‘robado’ el honor de ser los ‘reyes de la Copa’ al sumar 27 entorchados del ko.
Otro de los equipos que ha logrado despegarse del Athletic en lo que a títulos de Liga se refiere, es el Atlético de Madrid, que suma 10 hasta el momento cuando en aquel lejano 1984 estaban igualados con los vascos a 8. Los colchoneros, además, han logrado en este tiempo sumar cinco Copas del Rey a su palmarés contabilizando un total de 10.
El romanticismo de jugar únicamente con jugadores de la tierra y no abrirse, tal y como hicieron el resto de equipos, a fichar jugadores extranjeros ha provocado que el Athletic haya dejado de hablar de tú a tú a Real Madrid, Barcelona o Atlético en este largo periodo de sequía. La estadística, además de los títulos, es demoledora: solo lograron acabar seis veces entre los cinco primeros entre 1984.
Un año en el que Javier Clemente dejó su sello en el Athletic, tal y como se puede apreciar en unas declaraciones que hizo el técnico a ‘El País’ en aquella época: «Otra cosa que me hace gracia es eso de que no damos espectáculo. El fútbol no es un circo. Supongo que serlá cuestión de gustos, pero para mí es mucho más espectacular un gol por la vía directa, tras un pase desde 40 metros, que esas jugadas complicadas, con pasecitos, toques de tacón y tal. En definitiva, la gracia del fútbol consiste en alcanzar esa simplicidad, en conseguir que lo difícil parezca sencillo. Dicen algunos que nuestro sistema es muy rudimentario, que todo consiste en envíos largos de Goikoetxea. Primero, eso no es cierto. Pero si todo fuera tan simple como dicen, ¿por qué no hacen ellos lo mismo? ¿O es que no quieren ser campeones?».
Hasta en eso ha cambiado el Athletic, ya que ahora, afortunadamente, de la mano de Ernesto Valverde ha optado por realizar un fútbol más elaborado.
Cuando el Athletic descartó a Aduriz
Aritz Aduriz es uno de los hombres de moda del fútbol español debido al gran momento de forma que pasa actualmente, con el gol que dio el triunfo al Athletic de Bilbao contra el Real Madrid como mejor ejemplo de ello. Sin embargo, los leones no siempre confiaron como ahora en el delantero vasco.
Aduriz llegó a la cantera del conjunto vasco en el año 2000, cuando contaba con 19 años. Sin embargo, no fue hasta septiembre de 2003 cuando Jupp Heynckes, en aquel momento técnico de los rojiblancos, le dio la oportunidad de debutar en el primer equipo y en Primera División. Pese a ello, sus apariciones aquella temporada con el Athletic fueron muy escasas. De hecho, sólo jugó cuatro partidos, tres de Liga y uno de Copa sin lograr ver puerta en ninguno de ellos.
Se da la curiosa circunstancia de que aquella campaña, Aduriz acababa en verano su relación contractual con el conjunto vasco. Pese a que en el filial del conjunto bilbaíno no destacó especialmente por su olfato goleador, marcó 18 goles en 82 partidos, Heynckes recomendó a la directiva de los leones que renovaran al jugador. El técnico alemán, pese a que consideraba que Aduriz no era un futbolista que pudiera dar un rendimiento inmediato al Athletic, estaba convencido que sería importante para la primera plantilla si adquiría experiencia yéndose cedido.
Sin embargo, Heynckes, que también acababa contrato al final de aquella temporada, rechazó renovar por el conjunto de San Mamés y con él se fue del club el gran valedor de Aduriz. Andoni Zubizarreta, en aquella época director deportivo del Athletic, no puso mucho interés en prolongar el contrato del ariete y Ernesto Valverde, casualmente el sustituto en el banquillo de Heynckes, tampoco se mostró muy preocupado por la situación de Aduriz. Esto se tradujo en que llegó el uno de julio de 2003 y el delantero se tuvo que buscar equipo.
El ariete recaló entonces en el Burgos, de Segunda División B, en el que realizó una gran temporada, ya que batió sus mejores registros goleadores haciendo 16 tantos. «Fue un club que nunca olvidaré porque me ayudó mucho en mi trayectoria», declaró en 2010 Aduriz en una entrevista al Diario de Burgos.
Su buen año en el conjunto burgalés llamó la atención del Real Valladolid, que lo fichó para intentar regresar a Primera División. Con sus goles en el José Zorrilla llamó la atención del Athletic, que casi tres años después de haberlo dejado escapar a coste cero pagó casi tres millones de euros por hacerse con los servicios del delantero. El resto de la historia ya la conocemos todos: después pasó al Mallorca debido a que el club bilbaíno necesitaba dinero, de ahí pasó al Valencia con el que jugó la Champions y en 2013 el Athletic le volvió a repescar para que se convirtiera en la estrella que es hoy.
Chivas, un Athletic a la mexicana
Los aficionados del Athletic de Bilbao, equipo de la liga española, siempre se han mostrado orgullosos de la filosofía de su equipo. Sólo se enfundan la camiseta rojiblanca aquellos jugadores que hayan nacido en Euskadi. Pues bien, al otro lado del charco hay un caso similar: Chivas, un Athletic a la mexicana.
Y es que en el Chivas tampoco juega cualquiera, ya que sólo pueden hacerlo futbolistas nacidos en México. De momento, llevar esta filosofía les ha salido bien, ya que es hasta la fecha el conjunto más laureado del país azteca. Sin embargo, al igual que le ha pasado al Athletic, su romanticismo ha provocado que en los últimos años los títulos no hayan entrado en sus vitrinas con la facilidad que lo hacían antaño.
De hecho, el último título que ganó el club fue en 2006. Algo que ha provocado que vuelva a salir a escena el debate sobre si en los tiempos actuales merece la pena seguir con la filosofía de jugar sólo con jugadores mexicanos. Una de las voces que lo ha criticado ha sido Johan Cruyff, que trabaja para el club. Al holandés le parece bonita la idea, pero la ve «atípica» para los tiempos que corren.
Sin embargo, parece difícil que la filosofía vaya a cambiar. Aunque es curioso que en el club sólo jueguen jugadores nacionales cuando en su fundación participaron personas de varias nacionalidades.
Otra cosa curiosa es su nombre. El original es Club Deportivo Guadalajara, pero es conocido por Chivas. Ésto es debido a que, a finales de la década de los 40, después de jugar un muy mal partido contra el Tampico, un diario tituló la crónica del encuentro de la siguiente manera: “Jugaron a las carreras y ganaron las chivas”.
Esto fue debido a que en el partido el equipo solamente corría y no manejaba la pelota, lo que provocó que algunas personas les comenzaran a llamar de manera burlesca «chivas brinconas”. Sin embargo, lo que comenzó como un apodo peyorativo acabó convirtiéndose en un símbolo de la entidad.
Etxeberría, el Iñigo Martínez de los 90
El mercado de invierno que se acaba de cerrar no cabe duda que ha sido uno de los más movidos de los últimos debido al gran número de fichajes top que se han realizado. Uno de los más destacados en España ha sido el de Iñigo Martínez, que ha dejado la Real Sociedad para irse al Athletic de Bilbao, eterno rival de los donostiarras, después de que los rojiblancos pagaran la cláusula de rescisión de 32 millones de euros del central. Un movimiento que recuerda mucho al de Joseba Etxeberría en la década de los 90.
Para conocer esta historia hay que trasladarse hasta 1995. Por aquel entonces, Etxeberría no era más que un joven extremo de 17 años que apuntaba buenas maneras, ya que solo había jugado dos partidos de titular hasta entonces con el primer equipo de la Real Sociedad, una cantidad insuficiente como para medir si un futbolista está hecho aún para la élite. Aunque hay que destacar que había sido Bota de Oro en el último Mundial Sub-20 con España.
El Athletic vio algo distinto en él y en junio de aquel año decidió pagar la cláusula de 550 millones de pesetas (3,5 millones de euros) para hacerse con los servicios de Joseba. Una cantidad que parece ínfima ahora, pero que en aquel entonces significó la mayor cantidad pagada por un jugador español en un traspaso que implicaba a dos equipos nacionales.
Etxeberría, que por entonces ganaba 300.000 pesetas (unos 1.800 euros) anuales, llevaba semanas negociando, con su padre como representante, su renovación por la Real. La última oferta que hicieron a los txuriurdines fue de 90 millones netos (unos 840.000 euros aproximadamente), que fue consideraba desproporcionada en Anoeta por tratarse de una mera promesa.
Suele decirse que a río revuelto ganancia de pescadores. En esas apareció el Athletic, que por cierto había rechazado al jugador en época de infantiles, para ofrecer al futbolista un contrato de 50 millones de pesetas (300.000 euros) anuales que sí que recibió el visto bueno del jugador.

Foto: @renaldinhos
La materialización del fichaje significó el inicio de una guerra entre Real y Athletic, tal y como ha sucedido hasta ahora. “Es una locura desde el punto de vista ético y moral. Ellos han venido quejándose de la actitud de algunos clubes respecto a Julen Guerrero y creo que han actuado de la misma forma en este caso. (…) Parece que entre los clubs vascos se ha abierto la ley de la selva. Si hace falta, incluso iremos a por un jugador del Athletic”, señaló muy enfadado Luis Uranga, presidente por aquel entonces de los guipuzcoanos, tal y como recoge la prensa de la época.
“La Real Sociedad sabía de nuestro interés por él y que el jugador nos estaba siendo ofrecido. Al no poder llegar a un acuerdo con la Real y en vista de que el jugador estaba dispuesto a hacer uso de su cláusula de rescisión, se ha optado por esta vía”, respondió el Athletic.
La apuesta le salió bien al Athletic, ya que Etxeberría acabó por mostrar en San Mamés todo el buen fútbol que apuntaba e hizo carrera con la camiseta rojiblanca, con la que se retiró en 2010 tras haber jugado más de 500 partidos. Algo que firmarían ahora todos los vizcaínos porque se repitiera con Iñigo Martínez.
La previa de la Champions y la maldición italiana
Una de las últimas imágenes que nos dejó la última temporada de la Serie A fue la de los jugadores de la Roma celebrando como si de un título se tratase el gol de Diego Perotti en el útlimo minuto que daba el triunfo a los capitalinos contra el Genoa (3-2) y que posibilitaba que los romanistas jugaran la Liga de Campeones sin necesidad de disputar previas. Puede resultar exagerado pero no lo es, ya que desde el año 2013 ningún equipo italiano supera la fase previa de la máxima competición continental.
El último equipo transalpino en salir airoso de esta fase del torneo y selló su pase a la fase de grupos fue el Milan en 2013. Los rossoneri empataron a uno en la ida con el PSV Eindhoven y derrotaron por 3-0 al conjunto holandés en la vuelta. Desde entonces todo han sido batacazos para el fútbol italiano en esta fase de la competición.
Uno de ellos, precisamente, estuvo protagonizado por el Napoli, que esta temporada será el encargado de acabar con esta peculiar maldición. Fue en la temporada 2014/2015, al equipo celeste le tocó en suerte el Athletic de Bilbao en la previa y no le fue muy bien.
En la ida en San Paolo el resultado final fue de 1-1, lo que les complicó mucho la vida para la vuelta. En el nuevo San Mamés, pese a que los italianos se adelantaron en el marcador, el Athletic mandó a la Europa League a los napolitanos al imponerse por 3-1.
En la campaña 2015/2016 el turno italiano en la previa fue para la Lazio, que se vio las caras con el Bayer Leverkusen. El 1-0 de la ida hizo que los laciales tuvieran muchas esperanzas en volver a la Champions, pero el conjunto alemán hizo trizas estas últimas al imponerse en su feudo por 3-0.
El último equipo en tratar de romper esta maldición fue la Roma. El conjunto de Francesco Totti se vio las caras con el Oporto de Iker Casillas. El 1-1 que se trajeron los italianos de Portugal les hizo ser muy optimistas de cara a la vuelta ante su público. Sin embargo, tal y como le pasó a su eterno rival un año antes, se llevaron un buen chasco en el último partido de la eliminatoria. El Oporto ganó 0-3 en Roma y certificó su pase a la fase de grupos.
El Napoli luchará este año por acabar con este gafe pero no lo tendrá fácil, ya que delante se verá las caras con el Niza de Mario Balotelli que ya ha dejado en la cuneta al Ajax, actual subcampeón de la Europa League.
Hermann Hreidarsson, míster descenso
A estas alturas del año muchos equipos son los que en estos momentos andan enjugando las lágrimas debido a que han descendido. Otros tantos, como algunos de la Segunda División en España, tratan de escapar de este fatídico destino con un único objetivo: que ninguno de sus jugadores se convierta en el nuevo Hermann Hreidarsson.
Para el gran público el nombre islandés es prácticamente un desconocido. Sin embargo, ha pasado a la historia de la Premier League por ser el jugador que más descensos ha sufrido en la máxima categoría del fútbol inglés: cinco.
Hreidarsson, pese a todo, ha sido uno de los futbolistas más exitosos que ha dado Islandia, ya que cuando en su país el deporte era casi amateur el logró competir como profesional en la Premier League, una de las ligas más importantes del mundo, y, probablemente, fuera uno de los que puso la semilla para los recientes éxitos del país islandés en la última Eurocopa.
Sin embargo, el recuerdo que va a perseguir siempre a este centrocampista es que no supo escapar del gafe en su carrera al sumar cinco descensos en la Premier League y uno en la Championship, segunda categoría del fútbol inglés.
La mala suerte de Hreidarsson comenzó en la temporada 97/98, cuando bajó de categoría con el Crystal Palace. En la campaña 98/99, como se hubiera decidido autocastigarse, fichó por el Brentford de la League One, el equivalente a la Segunda División B. Eso sí, lo hizo con un salario récord para el club.
En el Brentford recuperó su suerte y logró el ascenso en la temporada 98/99 de modo que, como si ya sintiera que había pagado su condena en las catacumbas del fútbol inglés, decidió fichar por el Wimbledon de la Premier League. Sin embargo, su mala suerte en la máxima categoría no había terminado y el conjunto londinense descendió en la temporada 99/00.
Al contrario de lo que había sucedido tras su primer descenso, Hreidarsson no se marchó a otro club de inferior categoría o se quedó en el Wimbledon a disfrutar de la categoría de la plata. Fichó por el Ipswich Town, de la Premier League. El gafe del islandés parecía cosa del pasado cuando el Ipswich Town logró la permanencia en la campaña 00/01. Nada más lejos de la realidad, pues el Ipswich descendió en 2002.
Con tres descensos a sus espaldas, Hreidarsson volvió a darse una nueva oportunidad en la Premier League fichando por el Charlton Athletic en 2003 tras pasar un año en la segunda división inglesa con el Ipswich. En el Charlton recuperó la confianza, jugaba con asiduidad y logró escapar del fantasma logrando la permanencia durante tres años seguidos: 2004, 2005 y 2006.
Al menos eso es lo que creía él, ya que el Charlton descendió en 2007. En ese momento decidió cambiar de aires y fichó por el Portsmouth. La decisión no pudo ser más acertada, ya que el equipo no solo consiguió la permanencia sino que hizo historia logrando la FA Cup en una campaña en la que Hreidarsson disputó 39 encuentros.
Sin embargo, el cuento de hadas del islandés terminó en 2010, cuando el Portsmouth descendió a Segunda. Hreidarsson jugó con el Portsmouth en la Championship en la temporada 2010/2011. La siguiente campaña la inició en la categoría de plata en el Portsmouth, pero la terminó en el Coventry City, de la misma categoría. Al final de la temporada los dos equipos equipos descendieron. Hay destinos de los que no se puede escapar.
Los otros Lopeteguis de España
El nombramiento de Julen Lopetegui como seleccionador español ha sido una de las noticias más sorprendentes que nos ha dejado el mes de julio debido a la poca experiencia del técnico vasco en el fútbol de élite. Sin embargo, en la historia reciente del fútbol español no es la primera vez que la ‘Roja’ nombra como seleccionador a un técnico con poco bagaje en alta competición.
Un claro ejemplo de ello fue Vicente Miera en el inicio de la década de los noventa. El técnico cántabro se hizo con el banquillo de la selección española en abril de 1991, después de que la Federación despidiera a Luis Suárez por la irregular actuación que estaba haciendo España en la fase de clasificación para la Eurocopa de 1992.
Pese a que la prensa de la época señalaba a Luis Aragonés y a Jabo Irureta como los principales candidatos a ocupar el puesto dejado por el técnico gallego, finalmente Ángel María Villar, que por entonces ya mandaba en la Federación, prefirió decantarse por Miera, que entonces se encontraba en el paro, al contrario de los otros dos candidatos.
Hasta la fecha, lo más reseñable de Miera en los banquillos había sido su paso sin pena ni gloria por el Atlético de Madrid y el haber sido durante dos años el técnico asistente de Miguel Muñoz en la selección española. Con dicho currículum a pocos extrañó que Miera no supiera relanzar a España y esta última quedar fuera de la Euro 92, último torneo grande que no ha disputado. Por ello, puso fin a su periplo como seleccionador en 1992, aunque lo hizo con un buen sabor de boca, ya que antes de irse dirigió a la selección olímpica en los Juegos de Barcelona consiguiendo el oro.
Otro caso que va en la línea de los de Julen Lopetegui y Vicente Miera es el de Iñaki Sáez. El técnico vasco entró en la Federación en 1996 para dirigir a la Sub-21 y lo hizo casi sin experiencia en Primera. Su mejor carta de presentación fue el trabajo que realizó con las categorías inferiores del Athletic de Bilbao.
Con la sub-21 no le fue mal. En 1998 logró el oro de la categoría y en 1999 el Mundial sub-20 en una generación liderada por Xavi y Casillas. Además, logró la plata en los Juegos Olímpicos de Sydney el Europeo sub-19 en 2002. A Sáez su oportunidad en la selección le llegó en el año 2002, después de que José Antonio Camacho dimitiera, de manera sorprendente, del puesto de seleccionador tras el Mundial de 2002.
Sáez se hizo cargo de la absoluta de manera interina, pero Villar no acabó de tenerlo claro a la hora de designar un sustituto para Camacho y creyó que Sáez se había ganado una oportunidad con España tras su buen trabajo en las inferiores. No pudo estar más desacertado.
España se clasificó para la Euro 2004 tras derrotar en la repesca a Noruega, ya que en la fase de clasificación acabó segunda de grupo por detrás de Grecia tras conseguir perder en casa contra el conjunto heleno y empatar en Belfast contra Irlanda del Norte.
En la Eurocopa, pese a contar con un masivo apoyo en las gradas porque el torneo se jugó en el país vecino, Portugal, se fracasó de manera estrepitosa. España no fue capaz de superar la fase de grupos tras sumar cuatro puntos tras verse superadas por Portugal y Grecia, que, además, acabaron jugando la final del torneo.
Tras la Eurocopa, Sáez señaló que ponía un 6 a la actuación de España en Portugal. Sí, es verdad, lo dijo, lo juro. También señaló que no tenía intención alguna de dimitir, pero finalmente Villar le hizo entrar en razón y se inició la gloriosa era de Luis Aragonés.
Los últimos cachorros de plata
El Athletic de Bilbao B está muy cerca de regresar a la Segunda División tras 19 años de ausencia en la categoría de plata después de haber derrotado este fin de semana al Cádiz por 2-0 en la ida de la última eliminatoria de ascenso a Segunda. Por ello, este post va a recordar a los últimos ‘cachorros’ del conjunto vasco que jugaron en la categoría de plata.
La última vez que el Bilbao Athletic, como también se conoce al filial bilbaíno, jugó en Segunda División fue en la temporada 95/96. Aquella temporada los rojiblancos estaban dirigidos por Manu Sarabia, toda una leyenda del club que ya había dirigido, y salvado, al Athletic B en Segunda la anterior campaña.
Sin embargo, aquella campaña comenzó torcida para el final desde el principio, puesto que no logró ganar su partido hasta la jornada 13. Para aquel entonces, los pequeños cachorros habían sumado ocho derrotas, siete de ellas de manera consecutiva en las primeras jornadas, y cuatro empate.
Pese a ello, el equipo demostró carácter y logró acabar la primera vuelta fuera de los puestos de descenso. Finalizó 14º con 20 puntos, por aquel entonces las victorias sólo se contaban por 2 tantos, a uno del descenso.
Todo parecía bien encarrilado para el Bilbao Athletic, pero a los pequeños cachorros se les atragantó el final de temporada, ya que sólo sumaron una victoria en los últimos nueve partidos y firmaron su descenso al finalizar la campaña 18º con 40 puntos a cuatro de la salvación. El Athletic B bajó después de estar en la categoría de plata desde 1988.
Pese al dramático final, varios jugadores de aquel equipo tuvieron posteriormente protagonismo en el primer equipo: Imanol Etxeverría, Felipe, César Caneda o Edu Alonso. Otros, sin cumplir su sueño de triunfar en San Mamés, sí que desarrollaron una carrera en Primera División: Jon Pérez Bolo, Sergio Corino, Ibón Begoña o José Félix Guerrero, el hermanísimo de Julen. Por otro lado, hubo algunos que, sin jugar Primera, fueron importantes en Segunda: Iban Espadas, Katxorro o Mikel Kortina.
Otro de los jugadores importantes de aquel equipo fue Gaizka Garitano, el entrenador del Eibar las últimas temporadas y que como jugador también participó en Primera División, aunque en su caso fue precisamente en el máximo rival del Athletic: la Real Sociedad.
1988