La tragedia de Lima
El Bologna del 64 y la sombra del dopaje
El doping es una de las lacras que tiene el deporte y aunque el ciclismo es, posiblemente, el más afectado por este tema, el fútbol, lamentablemente, no se ha escapado de sus garras. Uno de los primeros casos de doping que se conoció en el balompié fue el del Bologna que se proclamó campeón de Italia en 1964. Aún hoy no han quedado muy claro qué es lo que realmente sucedió.
El Bologna en la campaña 63/64 disputó de tú a tú el Scudetto al todopoderoso Inter de Milán de Helenio Herrera, que había ganado el título el año anterior y que era temido en Europa. Sin embargo, los rossoblu recibieron un grandísimo golpe el cuatro de marzo de 1964: cinco de sus futbolistas (Fogli, Pascutti, Perani, Pavinato y Tumburus) y su entrenador (Fulvio Bernardini) fueron sancionados 18 meses por haber dado positivo por consumo de anfetaminas en un control antidopaje llevado a cabo el dos de febrero del mismo año tras haber ganado al Torino por 4-1, en la que era la décima victoria consecutiva de los boloñeses, todo un récord.
Obviamente, también les quitaron los tres puntos. Entonces la ciudad de Bolonia se echó a la calle para protestar. Pensaban que todo aquello era fruto de una persecución ideada para que el Inter fuera campeón: con tres puntos menos y con cinco de sus titulares sin poder jugar lo que restaba de campeonato, el camino de los neroazzurri hacia el título se allanaba. El Bologna decidió actuar y contrató a unos abogados (Cagli, Gabellini y Magri) para que pleitearan por la vía ordinaria contra la Federación por la sanción de manera personal, ya que estaba totalmente prohibido que un club lo hiciera. La primera decisión que tomaron los abogados fue que los futbolistas acusados no realizaran el contraanálisis que pudiera verificar, o no, el positivo.
Una actitud que resultó un tanto sospechosa, puesto que muchos entendieron que si no tenían nada que esconder no debían de haberse negado a realizar el segundo examen de orina. Sin embargo, la táctica les salió bien a los procuradores, puesto que el Bologna recuperó los tres puntos y a sus jugadores y técnico se les levantó la sanción. De esta manera el conjunto rossoblu llegó a la última jornada del campeonato con opciones de obtener el scudetto, ya que estaba empatado a puntos con el Inter.
El Bologna hizo los deberes ganando a la Lazio y los neroazzurri también al derrotar al Atalanta, un hecho que les obligaba a disputar a ambos un partido de desempate para dirimir quién ganaba el título. Sin embargo, el equipo dirigido por Bernardini durante unos minutos se vio campeón por una curiosa confusión. Al finalizar su encuentro contra la Lazio, en los altavoces se gritó “Desempate” (Spareggio) y la mayoría entendió “empate” (pareggio), pensando que el Atalanta había dado la sorpresa.
Días más tarde, el presidente del Bologna, Renato dall’Ara, que hoy da nombre al estadio del equipo, desaconsejando a los médicos que le pidieron que se quedara en casa porque estaba muy débil del corazón, viajó a Milán para hablar con la Federación y el Inter de la “final por el título”. En la reunión estuvo muy presente la sanción por dopaje que habían sufrido los boloñeses en marzo y Dall’Ara inició una acalorada discusión Angelo Moratti, presidente del Inter y padre de Massimo -actual mandamás de la entidad milanesa-, y con Giorgio Perlasca, presidente de la Federación. Su corazón no aguantó y Renato murió de un infarto en los brazos de Moratti.
Días más tarde, en Roma se jugó el partido decisivo. El Inter partía como favorito, ya que una semana antes había ganado la Copa de Europa. Sin embargo, el triunfo final fue para el Bologna, que honró la memoria de Dall’Ara con una victoria por 2-0. Helenio Herrera estaba convencido de que aquel Bologna se había dopado para obtener el título y dijo que Bernardini le había prometido que contaría toda la verdad una vez que pasara un tiempo considerable.
Sin embargo, Bernardini se fue a la tumba sin decir ni una palabra de lo que pasó. Todo ello ha provocado que con los años hayan llegado varias versiones sobre lo ocurrido. Una defiende la honestidad de los rossoblu y que éstos no fueron más que una víctima de todo. «En enero del 64 tres hombres se ofrecieron al presidente del Bologna para hacer una caza contra el Inter por un costo de treinta millones. Dall’Ara se negó y un mes después los rossoblu se vieron desbordados por el ciclón del dopaje «, dijo Augusto dall’Ara, sobrino de Renato, en una entrevista. “Unos años antes de su muerte, Viani (el entrenador del Milan en aquella época) me dijo que fue él quien manipuló los tubos”, declaró el doctor Dalmastri, médico de los boloñeses del 64 al 90.
Sin embargo, cuesta encontrar alguna razón que apoye que Viani decidiera arriesgar tanto para ayudar al eterno rival del Milan. Por ello, la versión de que el dopaje realmente existió tiene mucha más fuerza. Especialmente con declaraciones como las que hizo en el 98 a la Gazzetta dello Sport Giacomo Bulgarelli, uno de los jugadores que formaba parte de aquella plantilla: “Siempre me daban Micoren. Me dijeron que lo necesitaba para respirar y lo tomé. Pero no sólo yo, todos mis compañeros también lo tomaban. Cuando los controles se volvieron más estrictos, dejamos de tomarlo». Curiosamente, el Bologna nunca más volvió a ganar el Scudetto. Por ello, parece que el resultado más claro de aquella temporada 63/64 fue el de Doping 1, Fútbol 0.