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Etxeberría, el Iñigo Martínez de los 90

febrero 5, 2018 Deja un comentario

El mercado de invierno que se acaba de cerrar no cabe duda que ha sido uno de los más movidos de los últimos debido al gran número de fichajes top que se han realizado. Uno de los más destacados en España ha sido el de Iñigo Martínez, que ha dejado la Real Sociedad para irse al Athletic de Bilbao, eterno rival de los donostiarras, después de que los rojiblancos pagaran la cláusula de rescisión de 32 millones de euros del central. Un movimiento que recuerda mucho al de Joseba Etxeberría en la década de los 90.

Para conocer esta historia hay que trasladarse hasta 1995. Por aquel entonces, Etxeberría no era más que un joven extremo de 17 años que apuntaba buenas maneras, ya que solo había jugado dos partidos de titular hasta entonces con el primer equipo de la Real Sociedad, una cantidad insuficiente como para medir si un futbolista está hecho aún para la élite. Aunque hay que destacar que había sido Bota de Oro en el último Mundial Sub-20 con España.

El Athletic vio algo distinto en él y en junio de aquel año decidió pagar la cláusula de 550 millones de pesetas (3,5 millones de euros) para hacerse con los servicios de Joseba. Una cantidad que parece ínfima ahora, pero que en aquel entonces significó la mayor cantidad pagada por un jugador español en un traspaso que implicaba a dos equipos nacionales.

Etxeberría, que por entonces ganaba 300.000 pesetas (unos 1.800 euros) anuales, llevaba semanas negociando, con su padre como representante, su renovación por la Real. La última oferta que hicieron a los txuriurdines fue de 90 millones netos (unos 840.000 euros aproximadamente), que fue consideraba desproporcionada en Anoeta por tratarse de una mera promesa.

Suele decirse que a río revuelto ganancia de pescadores. En esas apareció el Athletic, que por cierto había rechazado al jugador en época de infantiles, para ofrecer al futbolista un contrato de 50 millones de pesetas (300.000 euros) anuales que sí que recibió el visto bueno del jugador.

Foto: @renaldinhos

La materialización del fichaje significó el inicio de una guerra entre Real y Athletic, tal y como ha sucedido hasta ahora. “Es una locura desde el punto de vista ético y moral. Ellos han venido quejándose de la actitud de algunos clubes respecto a Julen Guerrero y creo que han actuado de la misma forma en este caso. (…) Parece que entre los clubs vascos se ha abierto la ley de la selva. Si hace falta, incluso iremos a por un jugador del Athletic, señaló muy enfadado Luis Uranga, presidente por aquel entonces de los guipuzcoanos, tal y como recoge la prensa de la época.

“La Real Sociedad sabía de nuestro interés por él y que el jugador nos estaba siendo ofrecido. Al no poder llegar a un acuerdo con la Real y en vista de que el jugador estaba dispuesto a hacer uso de su cláusula de rescisión, se ha optado por esta vía”, respondió el Athletic.

La apuesta le salió bien al Athletic, ya que Etxeberría acabó por mostrar en San Mamés todo el buen fútbol que apuntaba e hizo carrera con la camiseta rojiblanca, con la que se retiró en 2010 tras haber jugado más de 500 partidos. Algo que firmarían ahora todos los vizcaínos porque se repitiera con Iñigo Martínez.

Cuando el Athletic descartó a Aduriz

marzo 9, 2015 2 comentarios

Aduriz burgosAritz Aduriz es uno de los hombres de moda del fútbol español debido al gran momento de forma que pasa actualmente, con el gol que dio el triunfo al Athletic de Bilbao contra el Real Madrid como mejor ejemplo de ello. Sin embargo, los leones no siempre confiaron como ahora en el delantero vasco.

Aduriz llegó a la cantera del conjunto vasco en el año 2000, cuando contaba con 19 años. Sin embargo, no fue hasta septiembre de 2003 cuando Jupp Heynckes, en aquel momento técnico de los rojiblancos, le dio la oportunidad de debutar en el primer equipo y en Primera División. Pese a ello, sus apariciones aquella temporada con el Athletic fueron muy escasas. De hecho, sólo jugó cuatro partidos, tres de Liga y uno de Copa sin lograr ver puerta en ninguno de ellos.

Se da la curiosa circunstancia de que aquella campaña, Aduriz acababa en verano su relación contractual con el conjunto vasco. Pese a que en el filial del conjunto bilbaíno no destacó especialmente por su olfato goleador, marcó 18 goles en 82 partidos, Heynckes recomendó a la directiva de los leones que renovaran al jugador. El técnico alemán, pese a que consideraba que Aduriz no era un futbolista que pudiera dar un rendimiento inmediato al Athletic, estaba convencido que sería importante para la primera plantilla si adquiría experiencia yéndose cedido.

Sin embargo, Heynckes, que también acababa contrato al final de aquella temporada, rechazó renovar por el conjunto de San Mamés y con él se fue del club el gran valedor de Aduriz. Andoni Zubizarreta, en aquella época director deportivo del Athletic, no puso mucho interés en prolongar el contrato del ariete y Ernesto Valverde, casualmente el sustituto en el banquillo de Heynckes, tampoco se mostró muy preocupado por la situación de Aduriz. Esto se tradujo en que llegó el uno de julio de 2003 y el delantero se tuvo que buscar equipo.

El ariete recaló entonces en el Burgos, de Segunda División B, en el que realizó una gran temporada, ya que batió sus mejores registros goleadores haciendo 16 tantos. «Fue un club que nunca olvidaré porque me ayudó mucho en mi trayectoria», declaró en 2010 Aduriz en una entrevista al Diario de Burgos.

Su buen año en el conjunto burgalés llamó la atención del Real Valladolid, que lo fichó para intentar regresar a Primera División. Con sus goles en el José Zorrilla llamó la atención del Athletic, que casi tres años después de haberlo dejado escapar a coste cero pagó casi tres millones de euros por hacerse con los servicios del delantero. El resto de la historia ya la conocemos todos: después pasó al Mallorca debido a que el club bilbaíno necesitaba dinero, de ahí pasó al Valencia con el que jugó la Champions y en 2013 el Athletic le volvió a repescar para que se convirtiera en la estrella que es hoy.

Adiós San Mamés

junio 3, 2013 1 comentario

Este sábado acabó la liga española. Una de las noticias más relevantes que nos ha dejado esta última temporada ha sido la de que el balón ya no volverá a rodar más en San Mamés, el único estadio que había acogido todos los campeonatos ligueros de toda la historia. Por ello, ya que todos conocemos cuál ha sido su final, esta semana vamos a repasar en La Medialuna cómo fueron sus inicios.

En un principio, el Athletic de Bilbao disputó sus primeros partidos en el campo de Laimako. Unos terrenos en los que los británicos que vivían en Euskadi popularizaron el fútbol entre la población. Sin embargo, los numerosos adeptos y la gran expectación que comenzó a despertar este deporte provocaron que el Athletic decidiera buscar un nuevo campo para acoger el campeonato de España de 1911.

Por ello, tras aceptar la propuesta de la ‘Sociedad de Terrenos de Neguri’, decidieron marcharse al campo de Jolaseta. Sin embargo, esta nueva ubicación pronto también se les quedó pequeña y la junta directiva de los ‘leones’ decidió el 10 de diciembre de 1912 construir un nuevo campo para los rojiblancos.

La primera propuesta que se recibió fue para que se mudaran a unos terrenos que había en Indautxu, pero no acabaron de convencer. Por ello, finalmente se decidió levantar un estadio en otro sitio que convenció más a los dirigentes: en la prolongación de la Gran Vía. Estaba próximo al asilo de San Mamés y ese territorio era el de una antigua ermita que se levantó en honor a San Mamés. Por este motivo el coliseo vizcaíno tiene el nombre del santo, para recordar sus orígenes.

Manuel María Smith fue el arquitecto encargado de diseñar el estadio. Un campo que prometía ser único en España y de vanguardia. Por ello, el presupuesto inicial para realizar el terreno de juego fue de 50.000 pesetas (300 euros), un dineral para aquella época. El Athletic por aquel entonces no podía permitirse gastar tanto dinero, por ello realizó una suscripción popular en la que se recaudaron 40.700 pesetas.

Así pues con el problema del dinero solucionado, las obras se iniciaron el 20 de enero de 1913. Eso sí, comenzaron después de que el sacerdote Manuel Ortúzar diera su bendición a las mismas. Siete meses después, el 21 de agosto, San Mamés estaba listo para albergar su primer partido. Fue un encuentro entre el Athletic y el Real Unión de Irún correspondiente a un torneo organizado por los rojiblancos en el que también el Sepherd´s Busch inglés, que acabó conquistando el campeonato.

El partido inaugural acabó con empate a uno y registró un lleno sin precedentes, ya que las 3.500 plazas de las que disponía el estadio se quedaron pequeñas. El primer gol lo hizo el mítico Pichichi. El último aún está por marcarse, ya que el Athletic se despedirá a su glorioso estadio el próximo cinco de junio en un amistoso contra una selección vizcaína. 90 minutos para despedir a un campo que la Liga ya echa de menos y cuya atmósfera será difícil de volver a repetir.

La Copa que reclama el Athletic

Nadie tiene dudas en reconocer al Barcelona y al Athletic de Bilbao como los equipos más coperos. Sin embargo, el problema viene al dictaminar cuántos títulos oficiales tienen los vascos, ya que oficialmente se le reconocen 23 pero desde el club no paran de repetir que son 24. La Medialuna explica de dónde procede la duda.

Ésta viene de 1902. En aquel año Juan Padrós, uno de los fundadores del Real Madrid, decidió aprovechar los actos celebración de la coronación de Alfonso XIII para proponer la celebración de un torneo para así dar a conocer el fútbol, ya que por aquella época estaba muy poco desarrollado.

La propuesta gustó y desde las altas instancias dieron luz verde a la organización del torneo. De este modo surgió el Concurso de Madrid, también llamado como Copa de la Coronación. Padrós decidió invitar a todos los equipos de España para jugar el campeonato. Uno de ellos fue el Athletic de Bilbao, que aceptó la invitación pero que no compitió como tal.

Esto fue debido a que se inscribió en el torneo con el nombre de Vizcaya, ya que presentó en Madrid un equipo formado por jugadores del Athletic y del Bilbao FC, el otro equipo de la ciudad que desapareció a los pocos años.

Así las cosas, el Vizcaya alcanzó la final del torneo para jugar contra el Fútbol Club Barcelona, que, debido a que no había ningún estamento que regulaba el campeonato, había competido reforzándose para la ocasión con algunos jugadores de otros equipos de Cataluña.

Al igual que en la actual temporada, hubo muchos problemas para ver cúando se disputaba la final. El Vizcaya alegó que para la fecha fijada iba a llegar muy cansado y el Barcelona se negó a cambiarla. Hubo tanto lío que al final fue un jurado el que tuvo que mediar entre ambos equipos.

Finalmente se jugó en la tarde del 15 de mayo de 1902 y el Vizcaya se impuso por 2-1 en un partido que, según cuentan los historiadores, no sobrepasó de los 75 minutos. El conjunto vasco se llevó el trofeo y, debido a la posterior desaparición del Bilbao FC, éste acabó en las vitrinas del Athletic.

La Federación Española de Fútbol no cuenta este trofeo como oficial porque por aquella época aún no existía, ningún organismo reguló el campeonato (sólo el mencionado Juan Padrós) y no compitió el Athletic, sino un combinado de jugadores vascos.

Los últimos cuartos de final del Athletic

marzo 19, 2012 1 comentario

El soberbio baile que le ha dado el Athletic de Bilbao en la Europa League a todo un grande del fútbol europeo como el Manchester United ha provocado que el Viejo Continente haya vuelto a conocer al Athletic. Y es que el club vizcaíno no pisaba los cuartos de final de una competición internacional desde la Copa de la UEFA de la temporada 76/77. En La Medialuna repasamos cómo fue aquella  ocasión.

Al igual que ahora, el club rojiblanco llegó a los cuartos de final de la UEFA a lo grande: tras haber dado buena cuenta de todo un Milan que ya contaba con dos Copas de Europa y otras tantas Recopas en su haber. Previamente se había deshecho del Basilea y del Ujpest Dozsa.

El rival en los cuartos de final iba a ser un equipo bien conocido: el Barcelona, que tenía el añadido de que la vuelta se iba a jugar en el Camp Nou. Los culés llegaron a la cita, disputada el dos de marzo de 1977, con la moral por los suelos después de que en el mes de febrero hubieran dilapidado toda la renta que tenían liderando la Liga. Aún así para el partido en San Mamés tenía la buena noticia de que recuperaban a su estrella: Johan Cruyff. Pese a ello, cuando Jabo Irureta  fue preguntado sobre el encuentro no tuvo ninguna duda: “Ganaremos; será difícil pero lo lograremos”.

No falló en su pronóstico Jabo, pues en un San Mamés lleno hasta la bandera, el Athletic recaudó 13 millones de pesetas en taquilla, una cifra nada despreciable en aquella época, los rojiblancos remontaron el tanto inicial de Asensi y se llevaron a Barcelona un ajustado triunfo por dos a uno gracias los goles de Churruca y Dani, éste último de penalti.  El resultado tan corto a favor de los intereses vascos hizo que el Barça se confiara, quizás en exceso, para la vuelta.

Ésta se disputó el 16 de marzo de 1977 y el Athletic tenía bastante claro cuál iba a ser su estrategia: marcar les daba la supervivencia en Europa, defender, muy probablemente, les condenaría. Así fue como sucedió en el terreno de juego, pues los bilbaínos dejaron muy claras sus intenciones cuando los 12 minutos Irureta cabeceó a la red un centro de Alesanco.  El Barça reaccionó bien al tanto, pues en el 22 Cruyff lograba poner las tablas en el marcador de nuevo.

Pese a ello, el Athletic, erre que erre, no se dejó amilanar por el ambiente y, seis minutos más tarde, de nuevo un cabezazo de Irureta logró deprimir a un Camp Nou que con el gol de Cruyff rebosaba euforia y seguridad en su equipo. El Barça acusó el golpe y no supo reponerse hasta mediada la segunda parte cuando Cruyff igualó el electrónico. Iniciaron entonces los azulgrana una ofensiva sin descanso en busca del gol que forzara el desempate pero ésta no acabó de concretarse y, por primera vez en su historia, el Athletic accedió a las semifinales de una competición europea.

Koldo Aguiire, técnico de los rojiblancos, quiso rebajar la euforia que rodeaba al equipo cuando concluyó la eliminatoria: “Somos un buen equipo pero modesto. Es mejor ir como las hormiguitas y sin que nadie cuente con nosotros para ponernos en el mejor puesto posible”. Y tanto que lo hicieron, como que se plantaron en la mismísima final contra la Juventus, pero ésa es otra historia que conviene recordar otro día.

Origen del Alirón

agosto 9, 2009 6 comentarios

Cuando se llega a las últimas jornadas de los grandes campeonatos una de las preguntas más cotidianas que se hacen los aficionados es cuándo va su equipo a “entonar el alirón”. Sin embargo, pocos se preocupan por pensar en el origen de la frase, nublados por los cercanos aires de triunfo y gloria que se acercan para la escuadra a la que no dejan de alentar.

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Si cogemos un diccionario de la Real Academia Española y buscamos la palabra “Alirón” encontraremos lo siguiente: «interjección para celebrar la victoria en una competición deportiva».  Además, destaca que el término proviene del árabe hispánico ali`lan y que éste, a su vez, deriva del árabe clásico al´il`lan. Sin embargo, el fútbol, el mismo que miles de veces nos deja con montones de incógnitas por resolver, difiere del diccionario y es capaz de responder a la pregunta con una historia que merece la pena responder.

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Para ello, tenemos que viajar en el tiempo hasta la década de los setenta del siglo XIX y adentrarnos en la localidad vizcaína de Muskiz. El contexto histórico que mueve a la época es el final de la tercera guerra carlista y la supresión de los Fueros de los Territorios Vascos. Ante ello, los británicos pusieron el ojo en estas tierras, con el objetivo de explotar los yacimientos de minerales que había, teniendo una especial predilección por el hierro.

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 La llegada de los empresarios procedentes de Gran Bretaña supuso también la llegada con ellos de ciertas tradiciones. Una de ellas era el fútbol, que ya había tenido años antes un gran éxito en Huelva. Así surgieron equipos como el Athletic de Bilbao y Bilbao C.F., este último lamentablemente ya desaparecido. Las empresas británicas generaron mucho empleo, aunque a costa de cargarse el paisaje de la margen izquierda del Río Nervión.

 

Cuando los trabajadores encontraban franjas compuestas única y exclusivamente por hierro las marcaban con tiza escribiendo “All iron”, que en castellano significa “Todo hierro”. Al leer la leyenda, el boca a boca entre todos los trabajadores era constante y todos comenzaban a cantar “All Iron” en un estallido de alegría que retumbaba por todo Muskiz, pues significaba que iban a recibir una paga extra por dicho descubrimiento.

 

Con el paso de los años el cántico del “All iron” se castellanizó al popular “Alirón”. Tal era la alegría cuando lo cantaban que a los hinchas del Athletic se les ocurrió comenzar a cantar “Alirón, Alirón, el Athletic es campeón” cunado los rojiblancos sumaban a algún título. El cántico se hizo tan conocido que con el paso del tiempo otras aficiones lo adaptaron a sus respectivos equipos. De ahí surgió la expresión “cantar el alirón”, porque cuando un conjunto gana un título la alegría es tan grande como la de los mineros vascos cuando encontraban una zona de “All iron”