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Cuando Wenger rechazó al Bayern de Múnich
No hay ninguna duda de que la noticia más llamativa que nos ha dejado la última semana ha sido el anuncio por parte del Arsenal de que Arsene Wenger ya no entrenará al conjunto londinense la próxima temporada tras haber estado 28 al frente de lo ‘Gunners’. Sin embargo, la historia de amor del alsaciano con el club inglés podría haber sido bien distinta de haber aceptado alguno de los ofrecimientos que recibió por parte del Bayern de Múnich antes de acabar en el Reino Unido.
El primero de ellos se produjo en el verano de 1994. Franz Beckebauer, ya por aquel entonces máximo mandatario del conjunto bávaro, estaba convencido de que Wenger era el técnico ideal para dirigir al Bayern. El galo tenía muy buen cartel en Europa por el buen trabajo que estaba llevando a cabo en el Mónaco desde 1987. Es más, en la temporada 1993/1994 había llevado a los monegascos a alcanzar unas históricas semifinales de la Liga de Campeones.
A Wenger le gustó el proyecto que le presentó el Bayern. Por ello, estaba dispuesto a aceptar la oferta alemana. Sin embargo, había un problema: al entrenador galo todavía le restaba una temporada de contrato con el Mónaco. Wenger habló entonces con el presidente del club del Principado para que le dejara salir rumbo a la Bundesliga. Pese a ello, la respuesta por parte de la entidad fue clara: no podía salir, tenía que respetar su contrato.
Wenger, hombre leal al Mónaco por la confianza que le había dado este último desde 1987, prefirió no entrar en disputas con el club y aceptó resignado el tener que cumplir la temporada que le restaba de contrato, ya que antes de que apareciera el Bayern en escena tenía claro que esa campaña iba a ser la última que iba a estar al frente de los rojiblancos.
El técnico francés admitió esto último, tal y como recoge el libro ‘Arsene Wenger: The Inside Story of Arsenal Under Wenger’: “La primera vez que dije no al Bayern fue cuando estaba en el Mónaco. Me restaba un año de contrato en el Mónaco y no quería ampliarlo, por lo que fui a preguntar al presidente. Ellos me dijeron que no me iban a dejar ir, por lo que respeté mi contrato y dije no”.
Casualidades de la vida, el inicio de aquella temporada por parte del Mónaco no fue el mejor y, cuando los monegascos marchaban en noveno lugar, antes de las navidades, Wenger fue despedido. Sin embargo, esa mala experiencia en la campaña 94/95 no provocó que el Bayern de Múnich se olvidara de él. Más bien todo lo contrario, ya que los alemanes volvieron a ofrecerle ser su entrenador para la campaña 95/96.
“Antes de que se marchara a Japón, Franz Beckenbauer y yo fuimos a Niza a hablar con él (Wenger) y todo parecía muy claro. Pero al final del día él decidió ir mejor a Japón. Nos quedamos muy sorprendidos. De Japón se fue al Arsenal, pero siempre que buscamos un nuevo entrenador para el Bayern siempre teníamos a Wenger presente. Él es una persona seria, muy fuerte y tienen muy buena idea sobre el juego.
A lo largo de los años hemos vuelto a considerarle en algunas ocasiones. Él se ha mantenido muy leal al Arsenal, lo que demuestra un carácter fantástico. Pero sí, es verdad que nosotros le hemos querido para el Bayern en un par de ocasiones”, ha llegado a reconocer Uli Hoeness.
Quién sabe si Wenger hubiera dicho sí entonces al Bayern si el club que hubiera cambiado para siempre habría sido el alemán y no el Arsenal. Nunca lo sabremos.
El día que España jugó contra el Bayern de Múnich
No suele ser muy común que las selecciones nacionales jueguen partidos contra clubes. De hecho, este tipo de encuentros son cada vez menos habituales y cuando se celebran tienen un carácter más de puro entrenamiento que de otra cosa. La selección española ha disputado varios de estos partidos. Unos de los más destacados fue el que disputó contra el Bayern de Múnich en el Metropolitano el 17 de mayo de 1962.
España estaba en plena preparación del Mundial de dicho año, que se celebró en Chile, y eligió como último rival antes de viajar a Sudamérica al Bayern de Múnich. El conjunto alemán no era ni mucho menos el potente equipo que conocemos hoy en día, ya que en su palmarés apenas sumaba un entorchado liguero y otro de Copa. Un botín bastante escaso si vemos la sala de trofeos del conjunto alemán en la actualidad.
Pese a que el Bayern no era muy conocido en la capital, el Metropolitano se llenó para ver el encuentro. “Quizá no había tenido un lleno como el de ayer el estadio Metropolitano en toda la presente temporada. Como en los días de grandes finales, el abrupto aparcamiento que linda con la parte inferior del estadio se atestó hasta el último agujero. No cabía una persona más en las gradas y si no había tres mil espectadores de pie en todos los huecos de las localidades es que somos peor cubicando (¿?) personal que haciendo quinielas, cosa sumamente difícil”, comentaba el diario ABC al día siguiente sobre el ambiente que hubo en las gradas.
El partido tuvo poca historia, ya que España no dio casi opción a su rival, al que arrolló con un contundente 5-1. La primera parte estuvo mucho más igualada que la segunda, ya que la Roja se marchó al descanso con una ventaja mínima (1-0). Sin embargo, en la segunda mitad los españoles fueron un vendaval que únicamente permitieron marcar a su rival a los 81 minutos cuando el partido ya iba 5-0.
Pese a lo abultado del resultado, el Bayern no dejó una mala impresión, tal y como remarcó Mundo Deportivo en su momento: “Digamos rápidamente que el Bayern cumplió en el cometido que se le encargó. Hizo el juego que convenía en un entrenamiento, y sin dar facilidades al contrario, tampoco puede decirse que estuvo muy decidido en impedirlo, pues en todo momento actúo con nobleza, observando sin duda órdenes dadas. Con un gran portero, decidido, valiente y con vista, figuran una defensa buena y un par de medios excelentes. En el ataque se ha podido advertir carencia de remate, lo que no es nuevo en el fútbol centroeuropeo. En resumen, un buen sparring”.
¿Se volverá a repetir algún día el España – Bayern de Múnich?
La vuelta de Heynckes, sinónimo de año en blanco para el Bayern
Una de las noticias más significativas que nos ha dejado el parón actual de fútbol de clubes ha sido la vuelta de Jupp Heynckes al Bayern de Múnich en sustitución de Carlo Ancelotti, despedido. Los aficionados del conjunto bávaro se relamen pensando en el triplete que logró el técnico alemán con el Bayern en 2013. Sin embargo, la historia señala que siempre que el entrenador germano acudió al club muniqués en una situación similar, la entidad terminó el año en blanco.
La primera vez que Heynckes fichó por el Bayern como apagafuegos, es decir, con la temporada ya iniciada, fue en la temporada 2008-2009. Jürgen Klinsmann fue destituido de su cargo como primer entrenador y la directiva firmó por un contrato temporal hasta al 30 de junio a Jupp con el objetivo de enderezar a un equipo que iba mal en la Bundesliga y que ya había sido eliminado tanto de Champions como de Copa.
Las cuatro victorias logradas en los cinco partidos que dirigió de la Bundesliga fueron insuficientes para evitar el título sorprendente del Wolfsburgo, que acabó líder la temporada con dos puntos por delante del poderoso Bayern que, al menos, logró el objetivo mínimo de sellar su pase para la siguiente Champions de manera directa.
El tercer regreso de Heynckes al banquillo del Bayern fue en la temporada 2011/2012. Louis Van Gaal fue despedido pocos meses antes de que finalizara la campaña 2010/2011 y el conjunto muniqués andaba a la deriva tras un año sin títulos y en el que había dejado muy malas sensaciones.
Sin embargo, la llegada de Jupp al banquillo del Allianz Arena no fue sinónimo de títulos, tal y como también le sucedió cuando dirigió al equipo bávaro desde el inicio en la temporada 1987/1988. El Bayern quedó segundo en la Bundesliga y perdió las finales de Champions y Copa. Heynckes se resarció levantando el triplete la siguiente temporada, pero ya hemos visto que siempre que coge al equipo en una mala situación logra levantarlo pero no lo suficiente como para ganar un título.
El día que el Bayern metió nueve goles al Real Madrid
Esta semana vuelve la Liga de Campeones con la ida de los cuartos de final. Uno de los duelos estrella de esta ronda es sin duda el Bayern de Múnich – Real Madrid, por ello en este post vamos a recordar la derrota más sonrojante de los blancos contra los bávaros.
Fue el cinco de agosto de 1980. Aquel día ambos equipos se vieron las caras en un amistoso en Alemania y el Bayern le sacó los colores a su rival endosándole un humillante 9-1. Los germanos fueron una auténtica apisonadora durante todo el choque, especialmente durante la primera parte, ya que se fueron al descanso con un 7-0.
El Bayern dejó de pisar el acelerador en la segunda parte y los merengues maquillaron el marcador con un gol de Cunningham (7-1). Sin embargo, los bávaros no habían dicho su última palabra en el encuentro y le pusieron la guinda a una humillación histórica con dos goles más: uno de Rummenige y otro de Rautianen.
“El resultado es un desastre. No se puede encontrar una explicación. Ni yo mismo, ni ninguno de mis jugadores, pueden aún explicarse cómo nos pudieron meter siete goles en cuarenta y cinco minutos. Era como en una película: cada vez que atacaban nos metían un gol. Y eso que Mariano García Remón salvó dos o tres goles cantados. Lo único que puedo decir son dos cosas. Una, que salimos con cierta precaución a no jugar excesivamente al ataque, pero, por otro lado, los jugadores estaban en el campo demasiado cómodos, muy confiados, casi como si el rival no contase”, señaló Vujadin Boskov, técnico del Madrid en esos momentos.
El entrenador de los blancos también dejó una frase para el recuerdo: “Prefiero perder un partido por nueve goles a nueve por un gol”. En el partido se notó mucho que el Bayern llevaba desde primeros de julio de pretemporada mientras que el Real Madrid había iniciado su preparación a finales de mes.
De hecho, la pretemporada de los germanos fue espectacular, ya que jugaron doce partidos, que ganaron todos, firmando unos números de 91 goles a favor y 12 en contra, lo que supone una media, aproximada, de 7-0 por partido disputado.
El Bayern acabó la temporada ganando la Bundesliga. En tanto, el Real Madrid no ganó ningún título pero llegó, y perdió, la final de la Copa de Europa esa temporada (1-0 vs Liverpool). De todos modos, parece muy difícil que este miércoles se repita el 9-1 del amistoso de 1980.
#YoSoydePep
¡Qué ganas se le tenía a Guardiola! Sólo así se pueden entender las crueles e injustificadas críticas que ha recibido el entrenador catalán tras el batacazo del Bayern de Múnich en la Champions contra el Real Madrid.
No hay dudas de que la batalla táctica de las semifinales de la Liga de Campeones la ganó Carlo Ancelotti, pero no es sensato menospreciar ahora a un técnico al que todos hace sólo dos semanas todos admiraban y temían. Al 0-4 de este martes no hay que darle más vueltas de las necesarias. Es un partido que quedó pronto marcado por dos acciones a balón parado que tiraron abajo todo lo planteado por Pep. El Bayern tuvo que irse más arriba a por su rival y todos sabemos que dejar espacios ante un equipo como el Madrid, con velocistas como Ronaldo y Bale, te puede costar muy caro.
No hay más, no hay que hacer más leña del árbol caído. Tras el 0-4 de anoche parece que a la gente se le ha olvidado que en la actual temporada el Bayern ya ha ganado tres títulos y que aún está en disposición de ganar un cuarto, ya que está clasificado para la final de Copa. Si acabar la temporada con tres o cuatro títulos es fracasar ya quisieran más de uno fracasar así todos los años.
Parece que la gente ya se ha olvidado de que el Bayern de Pep logró proclamarse campeón de la Bundesliga en marzo, cosa que nadie había logrado antes. Algo que tiene mucho mérito. No sólo por la rapidez con la que se ganó el título, que también, sino porque desde 2006 el Bayern no lograba ganar la Bundesliga durante dos años de manera consecutiva. Un dato que demuestra que lo hecho por Pep tampoco es fácil.
Lo malo para Pep es que esté en el equipo que esté siempre le va a perseguir el fantasma del majestuoso Barcelona que construyó hace bien poco. Ahí siempre va a perder todas las comparaciones. De todos modos, exigir a Guardiola que convirtiera al Bayern en una sola temporada en un equipo calcado a su Barça es como exigir a Picasso que pintara una obra de arte en cinco minutos.
Hay que comprender que en un año milagros no se pueden hacer y a ello hay que añadir que en su primera temporada en el Bayern Guardiola también se tenía que adaptar a una cultura y un idioma totalmente diferentes. Por ello, seguro que la próxima temporada veremos, y disfrutaremos, de un Bayern con una mayor riqueza táctica que la de este año.
Eso no quiere decir que sí en 2015 no gana la Champions haya que considerarle un fracasado. Desde el 90 ningún equipo ha podido ganar la Liga de Campeones durante dos años seguidos, ni tan siquiera el Bayern, que fracasó en 2002 en su intento de defender su título de 2001. Por eso no es justo exigirle lo que nadie ha logrado en 24 años. No es cosa sencilla. Es más, el Bayern acabó en 2013 con una sequía de 11 años sin ganar la orejona, un hecho que muestra que en la historia reciente del club alemán tampoco todo ha sido un camino de rosas en Champions.
No hay que atizar a Guardiola, él sabe perfectamente en qué ha fallado contra el Real Madrid y seguro que ya está pensando en cómo solucionar esos errores de cara a la próxima temporada y la final de Copa. Por ello, hoy más que nunca apoyemos todo lo que ha hecho el catalán por el fútbol, que ha sido mucho, y no tengamos miedo a decir que #YoSoydePep.