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Cuando Pelé detuvo a Gales

octubre 12, 2015 Deja un comentario

gales58Gales ha hecho historia este fin de semana al clasificarse por primera vez en su historia para la Eurocopa. Sin embargo, la de Francia no será la primera competición internacional que disputarán los galeses, ya que ya jugaron el Mundial de 1958. Un torneo en el que únicamente un joven Pelé pudo poner techo a las ambiciones de los británicos.

Lo que sí que es verdad es que la clasificación obtenida para la Eurocopa es el primer billete directo a un torneo que han obtenido los galeses, ya que entraron en el Mundial de 1958 por la puerta de atrás y sin hacer mucho ruido. Gales quedó eliminada en la fase de clasificación, ya que fue segunda , únicamente los líderes obtenían el pase, en un grupo en el que quedó por detrás de Checoslovaquia y por delante de Alemania Democrátca.

Sin embargo, se abrió otra posibilidad para los británicos de obtener su pase para Suecia 58 cuando la FIFA decretó que Israel debía de jugar una repesca para poder jugar el Mundial. Los israelíes lograron su plaza para el torneo después de que Indonesia, Egipto, Sudán y Turquía se hubieran negado a jugar contra ellos por cuestiones políticas/religiosas y la FIFA señaló que no podían jugar el Mundial sin haber derrotado a, al menos, un rival.

El máximo organismo futbolístico ofreció a Uruguay e Italia, que no se habían clasificado para el torneo, jugar la repesca contra Israel, pero ambos se negaron. Esto provocó que la FIFA metiera en un bombo a equipos que si estaban dispuestos a jugar contra Israel, como España o Gales, para decretar mediante un sorteo qué equipo iba a jugar la repesca. Gales resultó ser el equipo afortunado y disputó la eliminatoria contra Israel.

Los británicos no dieron ninguna opción a su rival en el playoff y se metieron en el Mundial tras ganar ambos partidos por 2-0. En el Mundial quedaron encuadrados en la primera fase con Suecia (anfitrión), Hungría y México. Se la circunstancia de que en aquella fase las victorias se contaban por dos puntos y no tres como ahora, por lo que Gales, que había cosechado tres puntos, quedó igualado en la segunda plaza con Hungría, que había sumado una victoria y otros tantos empates y derrotas.

pele_galesAmbos equipos tuvieron que jugar un desempate que con las normas actuales no se habría disputado al obtener Hungría más puntos por haber logrado un triunfo. Al igual que había sucedido con Israel, Galés se movió como nadie en el alambre y logró el pase a cuartos de final tras remontar en la segunda parte el tanto inicial de los magiares (2-1).

Sin embargo, la clasificación tuvo un sabor un tanto amargo para los galeses, ya que se lesionó John Charles (salvando las distancias, podría decirse que era el Gareth Bale galés de la época) y les tocó bailar con la más fea: Brasil. El partido contra los sudamericanos estaba más igualado que lo que cualquiera pudiera imaginar hasta que entonces surgió una estrella: Pelé puso la primera piedra de su leyenda en los mundiales.

El brasileño, con únicamente 17 años, se convirtió en el goleador más precoz en la historia del torneo al batir a Gales en el minuto 77, un tanto que fue decisivo para que los brasileños accedieran a semifinales y los galeses se marcharan con la cabeza bien alta a casa pese a la derrota (1-0).

Scolari cae en la misma trampa que Dunga

ScolariBrasil ha sufrido este martes una de las mayores humillaciones de toda su historia, probablemente la mayor de siempre. Sólo el mítico ‘maracanazo’ del 50 se le puede equiparar. Por ello, es tiempo de analizar por qué un equipo como Brasil ha sufrido una derrota de esta entidad. Luiz Felipe Scolari es el gran culpable del 1-7, quizás porque cometió y amplió el mismo error en el que cayó Dunga en 2010.

Dunga llegó al Mundial de 2010 apostando por un estilo físico, directo, muy alejado de lo que había sido históricamente Brasil. Llegó avalado por los triunfos en la Copa América de 2007 y en la Copa Confederaciones de 2009. Sin embargo, su único aval era precisamente ése: los dos títulos, ya que en ambos campeonatos el juego de Brasil había dejado mucho que desear y había evidenciado muchas lagunas.

Aunque no lo parezca, en el fútbol a veces no hay nada peor que una victoria. El triunfo muchas veces ciega, impide ver errores que con una derrota si serían claros y provoca que los cambios que se deberían llevar a cabo se ralenticen. Ésto es lo que le pasó a Dunga. Se enrocó en su estilo y en el grupo que le había llevado a los triunfos en Confederaciones y Copa América y lo pagó muy caro en el Mundial. ¿El resultado? Brasil hincó la rodilla contra Holanda en los cuartos de final.

Se suele decir que el hombre es el único capaz de caer dos veces en la misma piedra y Luiz Felipe Scolari es una buena prueba de ello. El actual técnico de Brasil, aunque parece que ocupará este puesto únicamente unos días más, ha repetido y acrecentado en este Mundial los mismos errores que cometió Dunga de cara a la preparación de Sudáfrica 2010. Brasil estaba obligada sí o sí a ganar el Mundial, su Mundial, y alejar al fin el fantasma del 50. Aun así temía sufrir un nuevo ridículo como el que hizo ante México en la final de los Juegos Olímpicos de Londres. Por ello, a finales de 2012 se echó a los brazos de Felipao, el último entrenador que les había llevado a levantar la Copa del Mundo.

Scolari era consciente de que no tenía mucho tiempo para lograr armar un equipo campeón. Por ello, al igual que hiciera Dunga, optó por el camino rápido: convertir a Brasil en un tanque. Un equipo que no era bonito de ver, pero bien armado en el centro del campo y defensa. Lo que le hacía muy rocoso y competitivo. Su primera prueba de fuego para ver si iba por el buen camino era la Copa Confederaciones 2013.

Para Scolari salió todo sobre ruedas, ya que Brasil ganó el torneo y derrotó en la final a la hasta ese momento todo poderosa España. Sin embargo, Felipao no supo ver los detalles que le dejó el torneo. Brasil sufrió mucho contra todas las selecciones de nivel contra las que jugó. Italia dejó en evidencia la fragilidad de la defensa brasileña, pese a que cayó 2-4, y Uruguay, aunque perdió 2-1, demostró que con las ideas claras y las líneas ordenadas a los brasileños les entraban las dudas.

¿Y el partido contra España?, se preguntarán muchos. Aquel encuentro bien es cierto que una Brasil que jugó con mucha intensidad, y ayudada por la permisividad del árbitro con el juego duro de los sudamericanos, barrió a España por 3-0. Sin embargo, 12 meses después de aquella final parece claro que más que una muestra de que Brasil iba por el buen camino lo que vimos fue el primer boquete que mostraba que el barco de España se empezaba a hundir.

Scolari no sólo pasó de estas señales, sino que se enrocó aún más en sus ideas de lo que lo había hecho antes Dunga. Felipao llevó al Mundial un grupo de 23 jugadores marcados por el mismo corte: todo era pura contención, faltaban jugadores con desborde. Se echaban en falta futbolistas con los que armar un plan B en el caso de que el tanque se averiara. Por ello, cuando Neymar no entraba en juego, Brasil no generaba peligro.

Neymar era el cañón y Thiago Silva el escudo antimisiles del tanque. Sin ellos, Alemania pasó por encima de una Brasil que no supo encontrar una alternativa a estos dos jugadores en una plantilla carente de líderes y plan B. Lo peor de todo es que contra Croacia, México, Camerún, Chile y Colombia; Brasil ya dio la sensación de que estaba al borde del abismo, que obtenía resultados por encima de sus posibilidades. Scolari, en lugar de corregir errores, decidió disparar contra todo y contra todos: árbitros, prensa, FIFA…

Lo bueno para Brasil es que, al contrario de con los triunfos, la derrota sí que te permite reflexionar y ver mejor tus carencias para cambiarlas. Despedir a Scolari y recuperar el estilo que hizo grande a Brasil son los primeros pasos que tienen que empezar a dar para recuperar la gloria perdida.

Cuando Dani Alves se ofreció para jugar con España

octubre 14, 2013 2 comentarios

La posible convocatoria de Diego Costa, jugador nacido en Brasil, por España ha sido de lo más comentado en las últimas semanas. Vicente del Bosque no ha escondido que quiere probar con la ‘Roja’ al delantero del Atlético de Madrid y este último ya ha señalado que le haría ilusión jugar con la actual campeona del mundo.

Sin embargo, desde Brasil han surgido varias voces para intentar convencer a Costa de que no juegue con España. Uno de los que se ha sumado a esta corriente ha sido Dani Alves, que espera que el ariete se replantee lo de jugar contra selección que no sea Brasil. «Le pido a Diego Costa que tenga la cabeza fría a la hora de tomar una decisión porque también sería un jugador importante para Brasil», dijo en declaraciones recogidas por AS.

Lo curioso de esta historia es que Alves pasó por una situación a la de Costa hace unos años y él tampoco dudó: se ofreció por todos los medios posibles para poder jugar con España. Corría el año 2005 y el lateral brasileño, entonces en el Sevilla, acababa de obtener la nacionalidad española. Alves deseaba jugar el Mundial de 2006, celebrado en Alemania y veía más factible hacerlo con España que con su Brasil natal.

Y es que la pentacampeona del mundo había contado con él en categorías inferiores pero no en la absoluta. Además, la competencia que tenía en el puesto era muy alta, ya que debía desbancar a todo un mito brasileño como Cafú y a Cicinho, que por aquel entonces era considerado como una estrella emergente, tanto que llegaron a bautizarle como ‘El Roberto Carlos de la banda derecha’, y jugaba en un equipo como el Real Madrid, lo cual dotaba a sus actuaciones de una mayor repercusión.

Por ello, Alves no dudó en señalar en una entrevista a ABC que para él sería un «orgullo» jugar con España: «Es una oportunidad que se me brinda ahora, ya que con la de Brasil sólo jugué hasta la selección sub 20, con la que quedé campeona del mundo, y la reglamentación lo permite. Yo estaría dispuesto a ir si me llaman y además sería un orgullo poder hacerlo».

«Ahora no sé cómo se vería que yo pudiera ir, pero la posibilidad existe y por mí no habría ningún problema», añadía. La cosa no quedó ahí, ya que el futbolista lanzó un nuevo guiño a la selección española cuando en noviembre de 2005 saltó al terreno de juego con el pelo teñido de los colores de la bandera de España.

Luis Aragonés, el seleccionador de la ‘Roja’ por aquel entonces, estudió la posibilidad de convocar a Dani Alves. Sin embargo, finalmente para el Mundial prefirió decantarse por  Míchel Salgado y Sergio Ramos para el puesto de lateral derecha. Brasil tampoco convocó a Alves para la cita mundialista. Sin embargo, la selección sudamericana sí que se acordó del actual lateral del Barcelona en septiembre de 2006 poniendo así fin a los ofrecimientos de Alves para jugar con España.

Volveremos a Maracaná

julio 1, 2013 1 comentario

Este uno de julio no es un día sencillo para los españoles. La selección de fútbol, una de las pocas cosas por las que el país podía sacar pecho en los últimos años, cayó con estrépito, y merecimiento, por 3-0 en la Copa Confederaciones contra Brasil.

Se buscaba en el partido de Maracaná cerrar un ciclo, ganar el único título que le faltaba a esta brillante generación de futbolistas españoles, quizá una de las mejores de todos los tiempos, y hacerlo además con el aliciente de hacerlo en la casa y contra el equipo que por historia presume de ser el mejor de siempre: Brasil.

Sin embargo, los sueños sueños son y el conjunto sudamericano ganó con claridad a una España que estuvo lejos de mostrar su mejor versión. Pese a ello, la ‘Roja’ caería en el error de querer tirar por la borda el trabajo de todos estos últimos años por un simple partido.

Además de que históricamente el ganador de la Copa Confederaciones luego no gana el Mundial, España haría bien en sacar conclusiones positivas de la debacle en Maracaná. Quizá no tocaba ganar ahora en el mítico campo brasileño porque una victoria hubiera hecho a España sacar pecho y no corregir errores, que los tiene como cualquier otra, de cara al Mundial, cuando un batacazo sí que duele de verdad.

Hace 365 días España se proclamaba campeona de Europa por segunda vez consecutiva tras arrollar a Italia por 4-0 en la final de la Eurocopa. No creo que en este año haya cambiado mucho la situación de la Selección como para renunciar a este estilo que tantos éxitos nos ha dado.

Lo que si estamos es a tiempo de corregir errores, dar entrada a algunos jugadores que no han estado en esta Confederaciones -Como Isco, Thiago o Llorente- y continuidad a algunos futbolistas que no han sido indiscutibles como por ejemplo Azpilicueta. Así se logrará formar un grupo del que no dudo que desde la noche de este domingo su base no piensa en otra cosa que en tomarse la revancha de Maracaná.

Además, la Brasil actual se parece mucho a la de Dunga hace unos pocos años. Ganaron la Confederaciones de 2009 con más o menos solvencia y su estilo de juego, tan poco vistoso como el de la actual Brasil, con sus consecuentes errores, por triunfos como éste no se corrigieron y llegó la hora de la verdad en el Mundial de 2010 y se pegaron un batacazo sonoro.

La Brasil actual si sólo se queda en que ha derrotado con solvencia en la Confederaciones, un torneo que no nos engañemos, sólo le da importancia aquel que lo gana, a la campeona del mundo y no corrige errores, como tiene toda la pinta, tendrá bastante perdido. Además, Brasil competirá en 2014 con la máxima de que todo aquello que no sea ganar será un fracaso.

Por ello, no nos volvamos locos. Felicitemos a Brasil en su justa medida y quedémonos con la lección importante de la Confederaciones: a España le pueden pintar la cara, pero sólo ella puede evitar sonrojos de ese tipo y está a tiempo aún de evitarlos en el Mundial. Por ello, no tengo ninguna duda: volveremos a Maracaná y, esta vez sí, alzaremos la copa. La semilla del triunfo se ha plantado este 30 de junio.

Atlanta 96, el gran fracaso olímpico de Brasil

agosto 20, 2012 Deja un comentario

La derrota de Brasil en la final de los Juegos Olímpicos contra México fue sorprendente. Pese a la calidad del conjunto azteca, nadie pensaba que los Neymar y compañía fueran dejar escapar lo que ya se ha convertido en una obsesión para los norteamericanos: lograr la medalla de oro en unos Juegos. Sin embargo, ésta no fue su derrota más dolorosa. Hizo más daño la de Atlanta 96.
 
A la cita norteamericana Brasil acudía después de que en 1994 hubiera ganado, precisamente también en los Estados Unidos, el Mundial 24 años después de su última conquista. Además, el conjunto sudamericano tenía entre ceja y ceja lograr la medalla de oro tras haber sido plata en 1984 y 1988, en esta última ocasión con un joven Romario sobre el terreno de juego incluido.
 

Para ello Brasil decidió no escatimar y convocó un auténtico equipazo que contaba con nombres como Juninho, Giovani, Dida,Ronaldo, Roberto Carlos, Rivaldo, Aldair o Bebeto. Salvo por la incursión obligatoria de algunos jugadores jóvenes se trataba prácticamente de en un 80% del equipo que hubiera tenido que presentar Brasil si aquel verano hubiera tenido jugar el Mundial.

Sin embargo, se desde un inicio se vio que aquello, no se sabe muy bien por qué, no iba a funcionar bien. La ‘verdeamarela’ cayó en el primer partido de manera sorprendente contra Japón por 1-0.  Pese a ello, supo rehacerse y acabó líder del grupo tras derrotar a Hungría y Nigeria en los dos partidos posteriores.

Parecía que el momento crítico del torneo ya había sido superado. Sobre todo después de derrotar 4-2 a Ghana en el partido de cuartos de final. En semifinales tocaba Nigeria. Derrotar al equipo africano parecía sencillo, sobre todo después de que ya le hubieran ganado en la primera fase.
 
El partido comenzó sobre ruedas. A falta de 12 minutos para el final Brasil ganaba 3-1 y parecía que iba a tener una nueva cita con la que desafiar a la maldición que históricamente siempre le había impedido ganar la medalla de oro. Sin embargo, cuando nadie los esperaba, Nigeria logró a empatar a tres. La cosa no quedó ahí, pues en la prórroga el conjunto africano logró la machada al hacer el 4-3.
 
En la final de consolación Brasil derrotó por 5-0 a la Portugal de Nuno Gomes. Sin embargo, el fracaso estaba ya hecho y pocos celebraron aquella amarga medalla. Jugadores como Rivaldo salieron muy marcados por aquel torneo y le costó regresar al equipo. No fue el único que se llevó un batacazo en el torneo. La España de Raúl y De la Peña cayó en cuartos de final tras ser arrollada 4-0 por Argentina

La Democracia Corinthiana

noviembre 21, 2011 Deja un comentario

Hace poco un compañero me dijo que el fútbol era “la cosa más importante de las de las cosas menos relevantes de la vida”. En cierto modo tiene razón. La familia, la salud o el empleo son temas que, a bote pronto, respaldan esta teoría. Sin embargo, el balompié no tiene por qué ser considerado siempre como “el circo” para distraernos de lo realmente importante. Y es que, en muchas ocasiones, puede ser una importante herramienta para ayudar a dar pasos favorables en temas sociales bastante relevantes. La Democracia Corinthiana es una buena prueba de ello. 

Corría el año 1981 y en Brasil el Corinthians pasaba por uno de los momentos más bajos de su historia. Casi tanto como los de su propio país, que vivía en la miseria bajo una estricta dictadura militar. En esa situación llegó al club del Timao Atilson Monteiro Alves, que fue nombrado director de fútbol de la entidad. Sin embargo, Atilson sorprendió desde el primer día con sus métodos para lavar la cara del Corinthians. 

El más llamativo fue que todas las decisiones del club se iban a tomar mediante sufragio universal. Todos votaban sobre qué fichajes hacer, qué se iba a comer, las concentraciones y demás temas. El voto del utillero, por poner un ejemplo, tenía el mismo peso que el del mayor de los directivos. Vamos que el Corinthians era un soplo de aire democrático que contrastaba con la dictadura que imperaba en el país, ya que la opinión de todos contaba. 

Esta manera de actuar fue muy bien recibida por todos los ámbitos de la entidad, tanto que al poco tiempo dio sus resultados sobre le terreno de juego y el equipo brasileño volvió a salir campeón en 1982. Sin embargo, el objetivo de este Corinthians no sólo el de recuperar los títulos, sino que sus éxitos deportivos y su modelo de gestión pudiera trascender más allá del terreno de juego para reclamar transparencia a los militares y aspirar a una “democracia real”.

 En aquel 1982, los militares convocaron elecciones para elegir al Gobernador del Estado de Sao Paulo. Los jugadores del Corinthians lucieron entonces en sus camisetas el lema “Dia 15, vote” para concienciar a la gente de lo importante que era que votaran en aquellos comicios. Ahí no acabó la cosa, pues los jugadores en los siguientes partidos siguieron luciendo lemas reivindicativos como ‘Direitas ja’ (Directas ya, en referencia a que fuera el pueblo y no el parlamento el que debía de elegir al presidente del gobierno), ‘Democracia ja’ (Democracia ya) o ‘Quero votar para Presidente’.

Nunca un equipo brasileño había lucido ningún lema en sus camisetas, por lo que debido a su novedad, y también éxito, el publicista Washington Olivetto decidió bautizar el movimiento con el nombre de “Democracia Corinthiana”. Aun así, no todo fueron loas para el equipo, ya que muchos los consideraban como unos contrarrevolucionarios. Sea como fuere, estaba claro que su modelo, de una u otra manera, había calado en la sociedad. Tanto fue así que en la final del campeonato paulista de 1983 los jugadores tenían una presión que sobrepasaba lo deportivo porque pensaban que una derrota podría ser a la vez un paso atrás en el camino hacia la tan ansiada democracia. Por ello, antes de comenzar el partido salieron con una pancarta que rezaba: “Ganar o perder, pero siempre con democracia”.  

Aquel campeonato fue a parar a las vitrinas del Corinthians. Sin embargo, el final de la Democracia Corinthiana no fue el deseado. Sócrates, la figura del equipo, había prometido que abandonaría Brasil si el país no lograba poner en marcha un sistema de elección directa del presidente. En 1984 se confirmó que sería el Parlamento el que nombraría directamente al presidente, y no los votos de los ciudadanos. Por ello, el Doctor, nombre con el que era apodado el genial futbolista, hizo las maletas rumbo a Italia para jugar enla Fiorentina. Aunque lo peor aún estaba por llegar, pues en 1985 la Democracia Corinthiana perdió por fraude las elecciones internas del club. 

Pese a ello, muchos aún hoy se acuerdan de ellos, ya que, tal y como relató Sócrates, lograron abrir los ojos a la sociedad brasileña: “Conseguimos probarle al público que cualquier sociedad puede y debe ser igualitaria. Que la opresión no es imbatible. Que una comunidad sólo puede fructificar si respeta la voluntad de la mayoría de sus integrantes. Que es posible darse las manos”. Y es que el fútbol, en ocasiones, ha demostrado que puede ayudar a contribuir en las cosas importantes de la vida. 

Roberto Rojas y la estafa de Maracaná

octubre 31, 2011 3 comentarios

Jugar un Mundial. Defender los colores de tú país en la cita más importante del fútbol. Éste es el deseo por el que juegan semana tras semana millones de futbolistas alrededor del mundo. Sin embargo, como siempre una pregunta condiciona el hacer realidad este sueño: ¿todo vale con tal de acudir a la cita mundialista? Roberto Rojas es uno de esos personajes que sabe por experiencia propia que la respuesta a esa cuestión es no. Lástima para él que se diera cuenta de que ya era imposible dar marcha atrás para poner fin a la farsa que inició en Maracaná, una de las mayores de la historia del fútbol.

Todo ello ocurrió en 1989. En aquellos tiempos Rojas estaba considerado como uno de los mejores porteros del mundo. De hecho, le apodaban Cóndor por los vuelos que realizaba cuando iba a detener un balón que se dirigía hacia su propia portería. Incluso, en la prensa cada vez eran mayores los rumores que situaban al arquero chileno en el Real Madrid una vez concluyera el Mundial de Italia 90. Sin embargo, antes de dar el salto a Europa Rojas tenía una ilusión: clasificarse para la cita mundialística.

En aquella época el fútbol chileno gozaba de buena salud, ya que en 1987  Chile se había proclamado subcampeona de la Copa América tras haber humillado en el camino hacia la final a equipos tan poderosos como a Brasil, al que había goleado por 4-0.  La selección verdeamarela, precisamente, se cruzó en el camino de los chilenos para el Mundial de Italia. En aquellos tiempos la fase de clasificación no era el todos contra todos actual, sino que para obtener el billete para cita mundialista había que liderar uno de los muchos grupos en los que se dividían los países sudamericanos. A Chile le tocó en suerte Brasil y Venezuela. En la penúltima jornada, Chile tenía que ganar por ocho goles de diferencia a la vinotinto si quería que un empate le valiera para clasificarse en el último partido en Maracaná contra Brasil. Sin embargo, los chilenos únicamente pudieron meter cinco goles en un partido que se jugó en Argentina porque Chile estaba sancionada sin poder jugar en su país como local, entonces ganar en Maracaná se convirtió en una obligación si se quería ir al Mundial, ya que a Brasil le valía el empate.

La previa del partido fue una especie de guerra entre ambos países. Una contienda de la que pasara lo que pasara Roberto Rojas pensaba de antemano que Chile iba a salir perdedora: “Viejo, entiéndelo bien, a Brasil no lo vas a desbancar jamás. Eso te provoca impotencia, ¿sabes? No importa el fútbol, ni los goles, ni que seas, en algún momento dado, mejor que ellos. A Brasil no lo vas a eliminar, y eso que te quede claro desde el comienzo, porque si no lo entiendes terminas cometiendo excesos, como nos pasó a nosotros”. En el minuto 49 del encuentro Gareca batió a Rojas poniendo el sueño chileno más difícil todavía, algo que el portero se resistía a admitir. Y es que unos 20 minutos más tarde, de repente, Roberto estaba tirado en el suelo. Al lado suyo había una bengala que acababan de tirar desde la grada. Al poco saltaron las asistencias médicas chilenas al campo y lo tuvieron que retirar enseguida del césped porque Rojas estaba ligeramente conmocionado y tenía un corte en la frente.

Tras ver esto los jugadores chilenos decidieron abandonar el campo por voluntad propia porque veían que sobre él su seguridad estaba en peligro y el partido se suspendió. Los chilenos pidieron que se les diera por ganado el encuentro y, por ende, como clasificados para el Mundial. Sin embargo, hubo varias cosas que no acabaron de convencer a la FIFA. Y es que, según iban pasando los días, las declaraciones de Rojas sobre lo sucedido iban cambiando. Además, Brasil presentó varios informes en los que argumentaba, con leyes físicas y científicas irrefutables, que era imposible que la bengala, que curiosamente era de la marca Condor, fuera la causante del corte que sufrió Rojas. Poco después, salió a la luz la prueba que derribó la farsa del portero: una fotografía realizada por la revista argentina El Gráfico mostraba cómo la bengala había caído a metro y medio de Roberto, por lo que era imposible que le hubiera golpeado.

Ante estas pruebas la FIFA decidió aplicar una sanción bastante dura para dar ejemplo: se dio por ganado a Brasil el partido, Chile no podría jugar la fase clasificación para el Mundial de 1994 y Rojas fue sancionado de por vida, además de otras sanciones menos graves que recayeron sobre otros miembros de la federación y del equipo chileno. “Me corté con una Gillette y la farsa se descubrió. Fue un corte a mi dignidad. Tuve problemas en mi casa con mi mujer, mis compañeros me dieron la espalda … pero si yo hubiera sido argentino, uruguayo o brasileño no estaría suspendido, pero como soy chileno no me dieron la posibilidad de reivindicarme”, señaló diez años más tarde un Rojas al que la FIFA le concedió el indulto en el año 2001, cuando contaba con 43 años, edad imposible para volver a reanudar su carrera como jugador.

El perdón del público chileno llegó años más tarde. Fue en el partido de homenaje a Iván Zamorano. El Estadio Nacional de Chile le ovacionó cuando se leyó su nombre en el combinado de estrellas mundiales y durante los 20 minutos que jugó. “No lo esperaba… Ni tan siquiera pensaba jugar. Es lo bonito del fútbol. Creo que las cosas positivas en mi carrera son más importantes que las negativas”, dijo emocionado, consciente de que esos aplausos se podían haber alargado más en el tiempo si en aquel partido de Maracaná no hubiera hecho al fútbol chileno una de las heridas más grandes de su historia.

La maldición de Arubinha

La superstición es algo que afecta a todos los ámbitos de la vida. Siempre hay alguien que cree en maleficios y el fútbol no es una excepción. En La Medialuna ya contamos las historias deRacing y Quilmes que daban buena fe de ello. Sin embargo, se suele decir que no hay dos sin tres y la maldición de Arubinha, que sucedió mucho antes que las dos anteriores, así lo demuestra.

Para conocer esta historia nos tenemos que trasladar a Brasil, a la fecha del 30 de diciembre de 1937. Aquel día se debían de enfrentar por la noche el Vasco de Gama y el Andaraí en un partido correspondiente al campeonato carioca. El Vasco era uno de los equipos más fuertes del país sudamericano, mientras que su rival, por el contrario, uno de los más flojos. Así pues todo lo que no fuera una goleada a favor de los primeros sería una sorpresa con mayúsculas.

Sin embargo, aquel día llovió de lo lindo. Tanto que el campo en el que se tenía que  disputar el partido parecía más una piscina embarrada que un terreno de juego. Llegó la hora del encuentro y los jugadores del Andaraí se encontraron con una sorpresa: su rival no había llegado al estadio, ni tan siquiera había dado señales de vida. Después de esperar unos minutos de cortesía, el árbitro del choque, Haroldo Dias Motta, se acercó al capitán del Andaraí y le dijo que tenía dos opciones: darles el partido por ganado por incomparecencia del rival o esperar al Vasco de Gama hasta que llegará al campo, cosa que se desconocía cuando iba a suceder.

Entonces se le presentó un gran dilema al Andaraní. Sabían que si jugaban el partido lo más probable es que les cayera una goleada de aúpa y no siempre se presentaba la ocasión de ganar a un grande. Además, estaban en su derecho de reclamar la victoria. Sin embargo, comenzaron a llegar rumores al campo de que los jugadores del Vasco habían sufrido un grave accidente y que varios de sus futbolistas titulares estaban ingresados en un hospital, por lo que andaban buscando a suplentes para que jugaran.

Por ello, el Andaraní finalmente dijo al árbitro que lo más noble y deportivo era esperar al Vasco de Gama. En éstas un jugador del Andaraní, Arubinha, alzó la voz entre sus compañeros y les dijo que si esperaban a su rival lo más justo era pedir al Vasco que no se pasara con ellos. Es decir, que no les humillara con una goleada. Al oír sus palabras, sus compañeros aceptaron el trato.

Pasaron los minutos y, finalmente, el Vasco de Gama llegó al campo. Sin embargo, para sorpresa del Andaraí, ningún futbolista vascaíno parecía lastimado por haber sufrido un accidente y, además, en el campo estaba su once titular habitual. Comenzó el encuentro y el Vasco cumplió con los pronósticos, tanto que se fueron al descanso ganando por 5-0. El Andaraní pensó que en la segunda parte el encuentro sería más relajado y que su rival levantaría el pie del acelerador por pura cortesía, pero no fue así. El Vasco no tuvo compasión alguna y acabó ganando por 12-0.

El Andaraní se sintió, además de humillado, traicionado, como si se hubieran reído en su cara. Tanto que cuando acabó el partido Arubinha gritó desesperado “Si hay un Dios en el cielo que el Vasco no salga campeón en doce años”. No lo decía en broma, pues el extremo era un gran amante de la santería y decidió, días después y de forma clandestina, enterrar un sapo con la boca cosida para que se cumpliera su particular maldición. Comenzaron a pasar los años y, casualmente, el Vasco dejó de ganar trofeos. Así fue hasta que en 1942, después de que los vascaínos no ganaran título alguno pese haber construido unos auténticos equipazos, alguien en el club se acordó de Arubinha, aquel extremo que un día dijo que les había echado una maldición.

Tras hablar con el Presidente del Vasco, Arubinha confesó que había enterrado un sapo en el campo, aunque no dijo el lugar concreto. El Vasco se volvió loco buscando, tanto que su desesperación provocó que en su terreno de juego hubiera más hoyos que en un campo de golf. Sin embargo, nadie encontró el sapo. Finalmente en 1945 se volvió a proclamar campeón, justo once años después de haber ganado su último título. Durante las celebraciones se preguntó a los jugadores sobre la maldición de Arubinha, que no se había cumplido por 12 meses. Sin embargo, los futbolistas negaron dicha afirmación. Dijeron que el maleficio se dio tal y como se había dicho, lo que pasa es que Dios les había hecho un descuento por que se habían dado cuenta de lo mal que se portaron aquella lluviosa noche de 1937 con el modesto Andaraní, un equipo noble y con buen corazón.

El gol de Zarra

julio 7, 2010 1 comentario

La historia es algo en la que todos participamos pero en la que muy pocos privilegiados son capaces de grabar su nombre. Algunos lo han hecho a base de tachones, pues en una breve espacio de tiempo han pasado de héroes a villanos, y viceversa. Sin embargo, hay otros que podido hacerlo con letras mayúsculas, pese a que luego su nombre haya vagado perdido en el laberinto de la memoria. Uno de ellos es Telmo Zarra, autor más importante, hasta ahora, del gol más importante de la selección española. 

Pese a que actualmente los éxitos de “La Roja” no hacen más que sucederse, hubo un tiempo en el que no fue así. Los cuartos de final siempre supusieron el término de un sueñosiempre que España se ilusionaba con hacerse grande y conquistar el Mundial. De hecho, durante varias generaciones los cuartos, a veces incluso antes, infligían a los jugadores un miedo psicológico que les impedía llamar a las puertas de la historia.

Sin embargo, hubo una generación de jugadores que no les pasó eso y no me refiero a la actual. Fue la que participó en el Mundial de Brasil de 1950. Basora y Zarra se encargaron de liquidar a los rivales en la primera fase (Estados Unidos, Chile e Inglaterra). Hecho que le permitió jugar una liguilla final con otros tres equipos (Uruguay, Brasil y Suecia) y disputarse el Mundial. Sin embargo, a esta fase España llegó con la gasolina justa, puesto que se había desplazado hasta Sudamérica en unas condiciones muy precarias y acabó última, pese a empatar (2-2) con Uruguay, la postre autora del maracanazo. 

Sin embargo, ese farolillo rojo supuso la cuarta posición en el Mundial, algo, hasta este Mundial, que nunca se había igualado. La gesta española llegó en la primera fase, e un partido crucial contra Inglaterra. Los británicos disponían de un gran equipo y eran uno de los favoritos al título, aunque las malas lenguas señalan que Sir Stanley Matthews se enfrentó a su seleccionador, Walter Winterbottom, porque pensaba que un internacional inglés con su pedigrí debía tener libertad para jugar donde quisiera. 

Ya se sabe que en río revuelto ganancia de pescadores, por lo que España no desaprovechó la oportunidad para ganar a los británicos gracias a un gol de Zarra, que les clasificó para la segunda fase. La victoria se celebró con locura en España y el franquismo la  utilizó de ejemplo difundiéndola en multitud de ocasiones en el NO-DO. De hecho, la narración original del gol se perdió y Matías Prats padre fue obligado a grabar otra vez la narración de la jugada, que es la que disponemos en la actualidad.

 Al acabar el partido, Armando Muñoz Calero, que ya había servido en la División Azul que Franco mandó como apoyo al régimen de Hitler y era el jefe de la Federación, envió un telegrama al Jefe de Estado español: “excelencia: hemos vencido a la Pérfida Albión“. En tanto, en Mugia, el pueblo de Zarra, su padre desconocía todavía el milagro obrado por su hijo. Varias personas se acercaron a la estación de tren en la que trabajaba y le comentaron la gesta de Zarra. “Con que Telmo, ¡eh!”, contestó y siguió trabajando. Esperemos que la escena se vuelva a repetir este domingo, pongamos que en la localidad asturiana de Tuilla, de donde es un tal David Villa.

La maldición de Guttman

febrero 17, 2010 1 comentario

Corren buenos tiempos para el Benfica, el conjunto encarnado lidera la tabla en Portugal y los aficionados confían en volver a conquistar un título que no levantan desde 2005. Sin embargo, de momento, el club no puede decir lo mismo cuando se trata de sus andanzas por Europa. Desde que en la década de los 60 los lisboetas reinaran en el Viejo Continente no han vuelto a lamer las mieles del éxito fuera de sus fronteras. Y todo porque les persigue la maldición de Guttman.

Nos trasladamos a la década de los 50. El Benfica es uno de los clubs más importantes de Portugal, un símbolo para todos sus aficionados, al igual que lo es el águila de su escudo, que transmite libertad y majestuosidad. Pese a ello, el equipo que domina el país es el Sporting. Por ello, Joaquim Bogalho asume la presidencia de la entidad con un único objetivo: cambiar esta tendencia.

Tras construir un magnífico equipo Bogalho consigue su objetivo. Sin embargo, al máximo mandatario de la entidad le da vueltas por la cabeza un nuevo reto: hacer del Benfica el mejor equipo no ya de Portugal, sino de Europa. Para lograrlo contrata al técnico húngaro Bela Guttman, un auténtico trotamundos que anteriormente había pasado por éxito por otros países como Austria o Brasil.

Aconsejado por su amigo José Bauer, con el que coincidió en el Sao Paulo, decidió seguir a un joven mozambiqueño del que le habían hablado maravillas: Eusebio. La “pantera negra” sorprendió a Guttman, que no dudó en fichar al que a día de hoy está considerado como el mejor futbolista portugués de todos los tiempos. Con Eusebio sobre el campo y un esquema 4-2-4, Guttman convirtió al Benfica en un equipo temible. Tanto que los encarnados alcanzaron la final de la Copa de Europa del 61, que jugaron contra el Barcelona.

El Barça llegó a la cita de Berna como el gran favorito, no obstante los culés se habían cargado en el camino a la final al gran ogro del Viejo Continente: el Real Madrid. Sin embargo el Benfica dio la sorpresa y alzó su primera Copa de Europa tras derrotar por 3-2 a los azulgranas en un partido en el que estos últimos llegaron a estrellar cuatro disparos al poste.

Pese a ello, el Benfica demostró que su triunfo no fue casualidad, ya que al año siguiente se volvieron a plantar en la finalísima de la máxima competición continental. El partido no comenzó bien para los pupilos de Guttman, pues el Madrid logró poner un contundente 0-2 en el marcador. Pero aquel Benfica no bajó los brazos y logró dar la vuelta al electrónico al ganar el partido 5-3. 

En pleno éxtasis por las celebraciones de la segunda Copa de Europa consecutiva, a Guttman se le ocurrió pedir a Bogalho una cosa que el húngaro consideraba justa: un aumento de sueldo. Sin embargo, el presidente se lo denegó y la tirantez entre el técnico y el máximo mandatario llegó a tal punto que Bogalho decidió prescindir de Guttman. Consideraba que el equipo que tenía el Benfica tan bueno que cualquier técnico que estuviera en el banquillo de los lisboetas podría seguir sumando triunfos para el equipo.

Guttman, antes de marcharse, pronunció unas palabras que muchos se tomaron a risa: “En los próximos 100 años, el Benfica no volverá a ser campeón europeo”. Sin embargo, fueron pasando los años y lo que parecía una anécdota se convirtió en una maldición: cada vez que el Benfica llegaba a una final europea perdía. De hecho, el pánico en el club se convirtió en histeria y en 1990 una delegación portuguesa, encabezada por Eusebio, visitó la tumba de Guttman, en Viena, para hacerle una ofrenda floral y rezarle para que eliminara el maleficio de cara a la final de la Copa de Europa que les enfrentaban al Milan de Arrigo Sacchi en el Praterstadion de la capital austriaca.

Pero las súplicas no surtieron efecto y un gol de Rijkaard propició la derrota del Benfica. Este jueves el Benfica vuelve a jugar competición europea y tiene una nueva oportunidad para comenzar a terminar con la maldición de Guttman, si no a los aficionados encarnados les debe quedar el consuelo de que en 52 años se acabará el maleficio.