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La pesadilla de Deco en Europa
La pasada semana una de las noticias más relevantes que nos dejó la actualidad fue que Deco anunció que colgaba las botas. El brasileño, nacionalizado portugués, se retira después de haber sido uno de los futbolistas más destacados en la primera década del siglo XXI, especialmente por sus actuaciones con el Oporto y el Barça. Sin embargo, los inicios del centrocampista en Europa no fueron nada sencillos.
Era el final de la década de los 90 y la andadura de Deco en el Viejo Continente comenzó con mal pie por la mala elección que hizo primero de sus representantes, tal y como se narra en el libro ‘Campeón Deco’: «En esa época llegó una oferta de la empresa Eurosport, que pareció maravillosa. En realidad acabó siendo un engaño, una auténtica pesadilla».
Y es que esta empresa le aseguró que daría el salto de Brasil para jugar en el histórico Benfica. Sin embargo, cuando Deco llegó a Portugal se dio cuenta de que su destino en aquel momento no iba a ser el de jugar con las ‘Águilas Encarnadas’. «Al llegar al aeropuerto de Portela, una nube de periodistas esperaban a los dos fichajes del Benfica. Nadie pareció preocuparse de Cajú y de mí. Por parte del Benfica estaban Sheu y Toni. Éste último se acercó y nos dijo: ‘Ustedes van con estos señores…’. Eran Manuel Ribeiro y Rio Mayor. Nos subieron a un viejo Renault 19 y nos marchamos hacia Alverca. No hacíamos más que ver placas de indicación de Alverca en vez de Lisboa. No me quise engañar, me di cuenta rápido de cuál era nuestro destino», se narra en ‘Deco Campeón’.
Esa cesión no fue la única sorpresa que se llevó Deco, puesto que cuando firmó por el Benfica también se dio cuenta de que le había marcado otro gol: «Nos reunimos con los dirigentes del Benfica en el imponente estadio de A Luz. Los contratos ya estaban preparados para la firma. Yo lo leí, pero desconocía los valores reales del Escudo portugués, creí que iba a recibir unos 5.000 dólares por mes, tal y como me había dicho Joao Feijó. Dos o tres días después fui al banco para abrir una cuenta y tuve una sorpresa desagradable. La cifra que reflejaba al contrato que había firmado era menos de la mitad de lo que me habían asegurado. Un fraude».
Afortunadamente para Deco, su talento le permitió salir adelante y poder vivir momentos mejores y algunos muy curiosos, como cuando en 2003 pidió a Pinto da Costa, presidente del Oporto dejar el club luso: «El FC Barcelona había presentado una oferta al Porto. Me consta que era muy, muy interesante. La entrevista con Pinto da Costa no fue todo lo bien que yo quería. Le dije claramente que quería irme:
-‘Presidente, me debe dejar ir al Barça’.
-‘No, Deco, este año no puede ser, la temporada próxima sí, será diferente’.
Llegó un momento en el que la conversación no progresaba, que estábamos encallados. Me enfadé y les solté al presidente Pinto da Costa y al dirigente Fernando Gomes, que estaba presente en la conversación, un auténtico sermón:
-‘¡Pero qué quieren, véndanme, con ese dinero fichen a un jugador más joven y mejor que yo. Encima hacen negocio y el Porto sigue siendo un gran equipo. ¿Qué creen, que con ese equipo van a lograr la Champions League?'».
Se equivocó Deco, pues aquella temporada ganaron la Liga de Campeones, torneo que ganó años después de nuevo con el Barcelona.
El ejemplo de Pinto da Costa: comprar bien, vender mejor
Vivimos en una época de crisis. Un tiempo en el que muchos tenemos que pagar los sueños de grandeza que tuvieron otros creyendo que era posible vivir por encima de sus posibilidades. El fútbol no ha sido ajeno a esto. Muchos equipos malviven hoy ahogados por las deudas porque hace bien poco decidieron gastar aquello que no tenían. Un ejemplo de todo lo contrario es Jorge Nuno Pinto da Costa, posiblemente el mejor ejemplo a seguir dirigiendo a un club.
Pinto da Costa accedió a la presidencia del Oporto en 1982. Entonces el club blanquiazul era un equipo que vivía de las ‘migajas’ que le dejaba el Benfica, el club por entonces más poderoso de Portugal y al que nadie se atrevía a hacer sombra. El lema que utilizó para los comicios fue el siguiente: «Si quieres un Oporto fuerte en Europa, vota Pinto da Costa».
No engañó a sus votantes, pues en 1987 el conjunto luso ganó por primera vez en su historia la Copa de Europa. Sin embargo, tras dicho éxito comenzó el presidente una tradición por la que muchos se tiraron de los pelos: vender a sus mejores jugadores. Así aquel año Paulo Futre, la gran estrella del equipo, dejó a los ‘Dragoes’ para fichar por el Atlético de Madrid en un traspaso valorado en 415 millones de pesetas, algo menos de tres millones de euros.
Comenzó entonces a convertirse en costumbre que el Oporto comprara jugadores semidesconocidos a precios muy bajos para que luego los vendiera a precios desorbitados. A partir del año 2000 es cuando se comenzó a ver mejor las plusvalías que se llevaba el club en los traspasos. En aquel año vendió a Mario Jardel por 16 millones de euros después de que hubiera llegado a la entidad en 1996 casi por la puerta de atrás después de que el gobierno británico no le concediera el permiso de trabajo cuando se disponía a fichar por el Glasgow Rangers escocés.
En 2004, después de que el equipo ganara de manera consecutiva UEFA y Liga de Campeones, vendió al Chelsea a Ricardo Carvalho y Paulo Ferreira, Pedro Mendes se marchó al Tottenham y Deco al Barcelona. En total, 74 millones de euros ingresó el Oporto en ventas. A ellos hay que añadir los 37 millones que se ganó meses más tarde por las ventas de Derlei, Seitaridis, Maniche y Costinha al Dinamo de Moscú.
Especialmente curiosos fueron los traspasos de Deco y Carvalho. Por el mediapunta el Barcelona pagó 20 millones y a Ricardo Quaresma. El extremo fue traspasado cuatro años más tarde por 27 al Inter de Milán. Carvalho, por su parte, se fue en 2004 al Chelsea previo pago de 30 millones de euros. Para sustituirle, se contrató a Pepe, un central del Marítimo que llegó a cambio de un millón de euros En verano de 2007 puso camino del Santiago Bernabéu después de que el Real Madrid abonara 30 millones de euros. Su recambio fue Bruno Alves, un canterano que entonces estaba cedido en el AEK de Atenas y por el que en 2010 el Zenit de Sant Petersburgo pagó 22 millones de euros.
Anderson fue fichado por cinco millones en 2005 para sustituir a Diego y en 2007 el Manchester United se lo llevó por 32. Bosingwa llego gratis en 2003 y en 2008 fue traspasado al Chelsea por 20 millones. Guarin, por el que el Oporto pago en 2008 al Saint Étienne un millón, recientemente fue traspasado por 12 al Inter tras estar previamente unos meses cedido. Radamel Falcao llegó a Europa después de que River Plate le dejara salir a cambio de 5,5 millones de euros y le vendieron al Atlético de Madrid por 47,5 en un pack en el que también estaba incluido Rubén Micael.
Hace unos años, al Oporto se le ocurrió fichar a un delantero brasileño llamado Hulk que andaba perdido por Japón. Hoy ese jugador que llegó casi de puntillas puede irse al Chelsea dejando 48 millones de euros en las arcas lusas. Y no sólo de jugadores ha conseguido sacar Pinto da Costa increíbles réditos. Todavía siguen siendo muy célebres los 15 millones de euros que pagó por André Villas-Boas el Chelsea el pasado verano.
Muchos pensarán: “Claro, pero si vende cada año a sus mejores jugadores es muy difícil que el equipo siga ganando”. 55 títulos en 30 años, varios de ellos europeos, creo que es un buen dato para que muchos salgan de dudas. Y es que Pinto da Costa en los tiempos que corren sigue dando lecciones que para no sufrir agobios en el fútbol más importante que comprar por comprar es saber vender. Y eso que en este post no se ha hablado de todos us traspasos…