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Cuando José Mourinho rechazó al Atlético de Madrid y a la Real Sociedad
José Mourinho, pese a que ahora no pase por su mejor momento, es uno de los entrenador más reconocidos mundialmente. En España se asocia el nombre del luso al Real Madrid por los tres años en los que estuvo dirigiendo al conjunto blanco y con el Barça por los años en los que estuvo de técnico asistente en el Camp Nou. Sin embargo, lo que pocos saben es que el luso pudo haber entrenado al Atlético de Madrid o a la Real Sociedad en sus inicios como técnico.
Para conocer los detalles de esta historia tenemos que trasladarnos a 1999. Sir Bobby Robson decide dejar su puesto en los despachos en el Barça para volver a ejercer de entrenador en el Newcastle. Al hacerlo propone a Mourinho que vaya con él como técnico asistente, tal y como ya había hecho antes tanto en el Barça como en los años en los que el técnico británico entrenó en Portugal.
Sin embargo, el ahora técnico del Chelsea agradeció el gesto a Robson pero lo rechazó porque consideraba que ya había llegado el momento de dar el salto e iniciar su carrera como primer entrenador. El Benfica fue el club que dio a Mou la primera oportunidad de comenzar su carrera en los banquillos. Fue con lo temporada 2000/2001 ya comenzada, los lisboetas propusieron a Jose relevar a Jupp Hyenckes, que había sido despedido tras únicamente cuatro jornadas de liga disputadas.
Sin embargo, problemas de entendimiento con la directiva del Benfica provocaron que Mourinho presentara su dimisión del conjunto encarnado el cinco de diciembre de 2000. El técnico luso regresó a los banquillos en la siguiente campaña dirigiendo al modesto Uniao Leiria, aunque en una entrevista al diario Record reconoció que también había recibido propuestas para dirigir al Atlético de Madrid y a la Real Sociedad que había rechazado.
«Tuve dos ofertas reales de España, pero no las pude aceptar. (¿De Real Sociedad y Atlético de Madrid?, le preguntó el periodista). Sí, pero no las pude aceptar. Seguramente que de aquí a un año y medio ya estaré en condiciones de hacerlo. Es una experiencia que quiero volver a repetir (entrenar en España). En mi carrera de entrenador no persigo sueños, mi sueño es el tener siempre un equipo para entrenar y hacer aquello que es lo que más me gusta con más placer y motivación. Ir al extranjero es una cosa que me atrae mucho», señalaba Mourinho.
En aquella época el Atlético de Madrid se encontraba en Segunda División y la Real Sociedad era un equipo que coqueteaba muy seriamente con el descenso. Por ello, Mourinho quizás declinó sus propuestas, por no ser en aquellos momentos clubes muy estables.
Opinión: Adiós Mourinho
Florentino Pérez hizo oficial este lunes lo que ya de por sí era un secreto a voces: José Mourinho no seguirá entrenado al Real Madrid la próxima temporada. Toca hacer por tanto un balance de los tres años del luso en el Santiago Bernabéu.
Queda la sensación de que a Mourinho le ha venido grande el club madridista, sobre todo porque no ha logrado entender que en un equipo como el de Chamartín todo el protagonismo no puede recaer en la figura del entrenador. Mou venía de haber triunfado en Chelsea e Inter, donde fue y es considerado un mito.
Su principal error ha sido el de comparar a estas dos escuadras con el Real Madrid. El Chelsea al que llegó era un nuevo rico, un equipo que sólo había levantado trofeos en ocasiones puntuales en su centenaria historia. Por ello, cuando Mourinho logró ganar, talón en blanco de Abramovich mediante, la primera liga del club londinense desde 1955, lógicamente sus hinchas le subieron a los altares rápidamente. Poco importa que los ‘Blues’ hayan conquistado más tarde títulos europeos, en Stamford Bridge sólo le idolatran a él porque podría decirse que fue su primer amor, éste nunca se olvida y el paso del tiempo hace más grande su leyenda.
En el Inter sucedió algo parecido. Llegó a un club grande que vivía más de su glorioso pasado que de su presente por culpa de una merecida fama de ‘pupas’ que se había ganado tras múltiples fracasos. Además, Mourinho llegó a una Serie A en la que Milan y Juventus, los rivales históricos de los neroazzurri, estaban de capa caída porque aún acusaban las consecuencias del Moggigate. Por ello, poco le costó meterse a la afición en su bolsillo. Aunque es verdad que recuperó la gloria europea del Inter, algo que hay que reconocer que tampoco era sencillo.
Ésto fue lo que propició que Florentino Pérez, tan buen gestor económico como nefasto en lo deportivo, le abriera las puertas de un Bernabéu que en 2010 disfrutó más con la eliminación del Barça de Guardiola en Champions frente al Inter que de su propio equipo. Eso también ha marcado el camino de Mou. El Madrid no apostó por una filosofía de juego o un plan deportivo, sino por traer a España la que parecía ser la criptonita culé.
Es más, da la sensación de que sí aquella temporada el Barça hubiera sido eliminado por el Bayern de Múnich, el subcampeón de la Champions en 2010, los madridistas habrían hecho lo posible por contratar a Louis Van Gaal, entonces técnico de los bávaros, desesperados por encontrar la fórmula con la que aniquilar a los catalanes.
Tanto Mourinho como Pérez se han escudado últimamente en que con el luso al mando el Real Madrid ha vuelto a ser un equipo competitivo. Creo que ése es el mínimo exigible para un técnico que ha gastado 162 millones de euros en fichajes. Escudarse en que otros lo hicieron peor es la técnica del mediocre, que una persona suspenda un examen con un 2 no significa que uno que saca un cuatro esté aprobado. Es mejor nota, sí, pero sigue siendo un suspenso al fin y al cabo.
Durante su etapa ha conseguido tres títulos: una Liga, una Copa y una Supercopa. Títulos que han conquistado el 80% de los técnicos que han pasado por el club y ninguno tuvo un sueldo de 12 millones de € ni un presupuesto en fichajes de 162. Además, sólo en una de las tres ligas que ha disputado la compitió realmente. Fue la segunda, ya que en la tercera prácticamente dijo adiós al título en septiembre y en su primer año el Barça salió del Santiago Bernabéu en la jornada 32 con la Liga virtualmente sentenciada al dejar a su máximo rival a ocho puntos.
En el haber de Mourinho queda la Liga de los récords y el haber devuelto la importancia en el club a un trofeo como la Copa del Rey. Cosas un tanto insuficientes, toda vez que a él se le fichó para acabar con un ciclo de títulos del Barça que ha seguido y por la obsesión, que comienza a ser enfermiza, al estilo de lo que fue la séptima, de no haber levantado la décima.
Además, Mourinho tampoco ha ayudado a que hubiera el mejor ambiente para lograr estos resultados. Deja al madridismo más dividido que nunca después de que él, hábilmente, se hiciera con el favor de los hinchas más simples repitiendo en rueda de prensa lo que más de uno hemos escuchado en boca de un aficionado blanco en un bar tras una derrota del Madrid: los árbitros nos roban, al Barça no hacen más que ayudarle…
Tampoco ayudó la guerra absurda que inició contra Toril, técnico de un filial del que Mou sólo se acordó para que las jóvenes promesas jugaran los minutos de la basura de algún partido intranscendente mientras futbolistas como Mendes, familiar del representante de Mourinho y sin minutos en el Castilla, llegaban a debutar con el primer equipo en Champions. El entrenador luso al principio se agarró a que el filial estaba en Segunda ‘B’ y en que el salto era demasiado grande, pero cuando los hombres de Toril ascendieron a Segunda la situación poco cambió.
Su trato del tema Casillas también le ha acabado condenando al demostrarse que había más de personal en las suplencias del portero que de algo puramente deportivo. Una cosa es optar porque otro meta sea el titular en el Real Madrid, algo totalmente lícito, nadie debe tener el puesto asegurado, pero otra es humillar a tú capitán públicamente.
Mención aparte requiere que durante su etapa en el Real Madrid, Mourinho nunca ha sido capaz de hacer autocrítica. La culpa de los fracasos blancos nunca fue suya, él nunca se equivocó en sus planteamientos. Siempre había algún culpable: árbitros, horarios, calendario, mala actuación de algún jugador, mano negra del Barça, prensa, Casillas, la tristeza de Ronaldo, UNICEF…
Por ello, tanto Real Madrid como Mourinho hacen bien en separar sus caminos. Tres temporadas son demasiado margen para que un proyecto hecho a golpe de talonario le de tiempo a arrancar. El Bernabéu devora a quién no hace los deberes bien y ser ‘Special’ no te exime de ello. Por ello, adiós Mou…
PD: No he puesto nada de la prensa porque como ni la prensa ayudó a que Ronaldo marcara al Barça en la final de Copa, ni marcó ninguno de los goles de la Liga de los récords tampoco creo que tenga la culpa de que Pepe no cubriera bien a un tal Lewandowski o Albiol a un tal Falcao, por poner unos ejemplos..
Filippo Inzaghi, el rey europeo del gol
Hablar de Filippo Inzagui es sinónimo de hacerlo de gol. Los dos tantos que marcó contra el Real Madrid en la Liga de Campeones sirvieron para que Supper Pippo, como le apodan en Italia, llamara a las puertas de la historia. Superó a Torpedo Muller y se convirtió, junto con el exmadridista Raúl, en el máximo goleador de las competiciones europeas.
Y es que Pippo pertenece a una estirpe de jugadores de la que ya pocos quedan, a la de aquellos que todo el mundo mira de reojo cuando el marcador no hace más que bostezar. Inzaghi ya no es aquel joven que marcó en 1995 su primer gol en la Serie A con el Parma de Nevio Scala y Hristo Stoichkov. Sin embargo, mantiene intacta su buena relación con el gol, al que tiene siempre entre ceja y ceja. Algo que, aunque parezca increíble, alguna vez le han recriminado. “Prefiere hacer tres goles y perder cuatro a tres, que no hacer goles y ganar uno a cero”, dijo sobre él en una ocasión el díscolo Paolo di Canio.
Además de para convertirse en el máximo goleador en competiciones europeas, los dos goles contra el Real Madrid sirvieron a Filippo para superar a Shevchenko como máximo cañonero del Milan en partidos internacionales y dejar atrás a Van Basten en el ránking de goles histórico del conjunto lombardo. Y es que aquella noche contra los blancos fue mágica para el nueve de los rossoneri. Además de obligar a José Mourinho a tragarse las ganas de colgarse la medalla del primer triunfo merengue en San Siro, volvió a recordar Atenas 2007.
Allí, en tierras griegas, Inzagui, convertido en filósofo del gol, cambió las lágrimas que todos los milanistas derramaron dos años antes en Estambul por alegría y gloria. La remontada del Liverpool de 2005 ya no fue más que un mal sueño que Filippo se encargó en esfumar con sus goles. El próximo reto de Inzagui es alcanzar a Roberto Baggio como tercer goleador histórico italiano. Un gol le falta para alcanzarlo.
Sin embargo, éste lo mismo lo consigue con una camiseta distinta a la del Milan. Ibrahimovic, Pato, Robinho y Ronaldinho le relegan a un segundo plano en el que a él no le gusta estar. Es cierto que ya tiene 37 años, que no tiene una excesiva velocidad y que no puede presumir de tener una gran habilidad con el balón en los pies. Aun así los 315 tantos que ha marcado en su carrera vienen a demostrar que su matrimonio con el gol sigue intacto y el banquillo no es lugar para el rey de la máxima esencia en el fútbol. Por algo Mourinho antes de enfrentarse al Milan respiraba aliviado al saber que Pippo de entrada no iba a estar en el terreno de juego.
Brian Clough, el genio inglés
Si hay un técnico que ha sentado cátedra en el Reino Unido no cabe duda de que ése es Brian Clough. Genio y figura dentro y fuera del terreno de juego, su estilo ha sido imitado por muchos grandes como José Mourinho. Sin embargo, Brian Clough sólo hubo uno.
El 26 de diciembre de 1962 una lesión en el ligamento cruzado puso fin a la prolífica carrera de Clough como delantero centro, en la que logró 197 goles en 213 partidos con el Middlesbrough y 54 tantos en 61 encuentros en el Sunderland. Sin embargo, donde muchos no hubieran visto más que una oportunidad para lamentarse de su mala suerte él vio una oportunidad: convertirse en entrenador.
Tras foguearse como técnico en las categorías inferiores del Sunderland, Brian tuvo su primera oportunidad como entrenador de un equipo profesional en el Hartlepools United. Más allá de los resultados cosechados en este equipo, comenzó a formar junto a Peter Taylor uno de los tándems más importantes de la historia del fútbol británico.
Tras esta aventura, ambos se marcharon al Derby County, donde permanecieron del 67 al 73. Cogieron a los Rams en Segunda y los convirtieron en campeones de Inglaterra en el 72. Sin embargo, a Clough le gustaba mover todo a su antojo y el presidente del Derby decidió despedirle en 1973, tras realizar la contratación más cara en la historia del club sin haber consultado al máximo mandatario de la entidad.
Junto con Peter Taylor se marchó al Brighton & Hove Albion, de la Tercera División, por donde pasó sin pena ni gloria durante una temporada, antes de aterrizar en el Leeds. En aquellos momentos, el conjunto de Elland Road era el mejor de Inglaterra tras haber ganado el título en el 74 y la F.A. Cup en el 72. Nada más entrar en el vestuario del Leeds fue muy claro con sus jugadores: “Hasta donde yo sé, podéis tirar todas esas medallas que habéis ganado estos años a la basura, ya que las ganasteis todas robando”.
Con la mayoría de la plantilla en su contra, el Leeds obtuvo unos resultados pésimos en el inicio del campeonato. Ello, y que su inseparable Peter Taylor no le acompañó en esta aventura, propició que 44 días después de su llegada el club le despidiera. “Hoy es un día espantoso… para el Leeds United”, señaló el técnico al conocer la noticia.
En el 75, ya con Peter Taylor a su lado, aceptó una propuesta del Nottingham Forest y logró que el equipo pasara de vagar por la Segunda División con muchos problemas a convertirlo en hasta dos ocasiones en campeón de Europa. De hecho, el Forest es el único equipo del Viejo Continente que tiene más copas de Europa que títulos de Liga en sus vitrinas. Antes de jugar la segunda final de la Copa de Europa, Peter Shilton, portero de aquel mítico equipo, recriminó a Clough las condiciones en las que se encontraban los campos de entrenamiento en los que preparaban el decisivo encuentro. Brian, ni corto ni perezoso, le dijo que le llevaría a un sitio perfecto y Shilton acabó en una glorieta con césped en el centro en medio de la carretera y con los coches pasando alrededor.
Y es que Cloguh tenía muy claro que el único que mandaba en el vestuario era él:»Si me discutiera un jugador nos sentaríamos juntos unos veinte minutos, hablaríamos del asunto y al final decidiríamos que yo tengo razón». Por este tipo de cosas Clough recibió el apodo de Old Big ‘Ead («viejo creído»), aunque él justificaba su mote: En ocasiones he sido un poco creído. “Creo que la mayoría de la gente lo es cuando pasan al primer plano. Me llamo a mi mismo Old Big ‘Ead sólo para recordarme no volver a serlo”.
Y es que si había una cosa clara es que su figura no dejaba indiferente a nadie. A ello, además de su excepcional trabajo como técnico, ayudaron ciertas frases célebres como: “Ya sé que Roma no se construyó en un día, pero es que yo no me encargué de ese trabajo” o “¿Qué si me considero el hijo de Dios en la tierra? No, ése es mi hijo”. A muchos, también, no les gustaba Clough porque continuamente criticó el juego directo a base de pelotazos que se desarrollaba en Inglaterra: “Si Dios hubiera querido que el fútbol se jugara en las nubes, no habría puesto hierba en el suelo”.
Brian dejó el Forest en el 93, después de que éste descendiera a Segunda y de que comenzaran a ser muy graves los problemas que tenía con el alcohol. Unas dolencias que provocaron su muerte en 2004 tras haberle realizado un transplante de hígado. Su funeral se celebró en el Pride Park Stadium, estadio del Derby County, debido a que la catedral de la ciudad se quedó pequeña para despedirle. Sin embargo, antes de morir dejó otras de sus múltiples perlas al referirse a Sir Alex Ferguson, uno de sus máximos detractores: «Por muchos caballos, títulos de caballero y campeonatos que tenga, el no tiene dos que yo sí que tengo. Y no me refiero a pelotas”. Se refería a que él había ganado dos copas de Europa y Ferguson entonces únicamente tenía una en su palmarés. Genio y Figura.
*Para todo aquel que esté interesado en Brian Clough recomendamos que vean el film “The damned united”, en el que se refleja su paso por el Derby y el Leeds.