Archivo
Cuando el Real Madrid quiso fichar a Kubala
Los que sois asiduos al blog ya sabéis que en ‘La Medialuna’ una de las cosas que más nos gusta hacer es recordar fichajes que pudieron ser pero que finalmente por unas circunstancias u otras no se hicieron. El que nos ocupa en este post es el que pudo llevar a Ladislao Kubala al Real Madrid.
La historia tiene su miga, ya que el húngaro es uno de los grandes mitos del Barça y uno de los futbolistas que empezó a hacer grande al club catalán. Sin embargo, el primer equipo que se fijó en Kubala para ficharle fue el Real Madrid. Para conocer todos los detalles de esta historia hay que trasladarse hasta el año 1950.
Por aquel entonces, Kubala jugaba en el Hungaria, una selección amateur de jugadores que habían huido de sus respectivos países por la situación política que se vivía en ellos. De hecho, el propio Kubala logró escapar de Hungría disfrazado de soldado ruso en un camión militar que le dejó en la montaña para que pudiera cruzar a pie la frontera con Austria.
El delantero jugaba en el Hungaria debido a que, tras fichar por el Pro Patria de Italia, el Vasas de Budapest denunció su fichaje a la FIFA para invalidar dicha contratación y el máximo organismo aceptó su petición. Como el partido comunista italiano prohibió al Hungaria jugar amistosos en Italia, se ofrecieron para jugar algún partido en España.
Uno de esos encuentros fue contra el Real Madrid y ahí la calidad Kubala encandiló a Santiago Bernabéu, que se decidió a hacerle una oferta para que vistiera de blanco. Sin embargo, la operación no fue tan sencilla como pudiera parecer en un principio. Una de las condiciones que puso el delantero para fichar por el club madrileño fue que estos últimos contrataran también a Fernando Daucik, su cuñado y entrenador del Hungaria.
Al Real Madrid no le gustó un pelo esta petición. A ello se añadió que Ricardo Cabot, secretario general de la Federación Española de Fútbol e hincha culé, advirtió al Real Madrid que la FIFA había prohibido el fichaje de jugadores húngaros que hubieran huido de su país. Bernabéu vio demasiadas complicaciones y, por ello, decidió desistir de su fichaje.
Tras jugar con el Real Madrid, el Hungaria viajó a Barcelona a disputar un amistoso con el Espanyol y fue ahí cuando el Barça entró en juego para ficharle. Se da la curiosa circunstancia de que entonces Cabot no lanzó ninguna advertencia a los azulgranas y que el régimen de Franco puso grano de arena para que esta operación se llevara a cabo debido a que para ellos era muy bueno tener a alguien que había escapado de un gobierno comunista.
La tragedia de Superga
En la historia del fútbol siempre ha habido de todo. Desde equipos que marcaron época pero a los que el paso del tiempo enterró en el cajón del olvido hasta otros que siempre permanecerán en la memoria de los aficionados porque se han convertido en leyenda. Un claro ejemplo de esto último es el Grande Torino de los cuarenta, un mito que fue frenado por la “tragedia de Superga”.
Ferrucio Novo era un hombre que tenía una idea clara: hacer grande al Torino, una vez que el conjunto granota había ascendido a la Serie A en los años 30. Por ello, fichó para el club a Valentino Mazzola y Ezio Loik, ambos fichados al Venezia, que resultaron fundamentales para que los italianos se hicieran con el segundo Scudetto de su historia en la 42-43. Sin embargo, el inicio de la Segunda Guerra Mundial hizo que la progresión de los turineses se detuviera porque el campeonato italiano, al igual que todos los de Europa, se suspendió.
Una vez finalizada la contienda, poco a poco, todo fue el volviendo a la normalidad y el fútbol no fue una excepción. El campeonato se reanudó y el Torino consiguió cosechando éxito tras éxito, al que le valió para que le pusieran el apodo de “Grande Torino”. Los granota eran el equipo más temido en Italia, puesto que, sumando el título que conquistaron antes de la guerra, sumaban cuatro Scudetti de manera consecutiva. De hecho, diez de los once titulares de la selección italiana formaban parte de la selección Azzurra.
Sin embargo, el destino tenía preparado un fatídico final para este equipo. Los italianos fueron invitados por el Benfica para jugar un amistoso en Lisboa en memoria de José Ferreira, que se retiraba. Cuando los transalpinos se disponían a hacer el viaje de regreso a casa, el 4 de mayo de 1949, 18 futbolistas de la plantilla fallecieron después de que el avión Fiat G212CP se estrellara contra la basílica de Superga. Años después, las autoridades italianas dictaminaron que las nubes bajas, la falta de ayuda desde la radio y un error de navegación como principales factores causantes del accidente.
Uno de los que regateó en aquel momento a la muerte fue Ladislao Kubala. El delantero jugaba entonces en el Pro Patria italiano y se encontraba también en Lisboa. En principio, debía de haber regresado a Italia en el mismo avión que los fallecidos, pero su hijo enfermó y tuvo que prolongar su estancia en la capital lusa.
La tragedia de Superga conmocionó a toda Italia y al resto del mundo. De hecho, nada más conocerse la noticia, el River Plate argentino se puso en contacto con dirigentes el Torino para disputar un amistoso con el objetivo de recaudar fondos para las familias de los fallecidos. Algo que ha provocado que, en alguna ocasión, la segunda equitación del Torino haya sido blanca con una franja que cruza de arriba abajo la camiseta como la de los bonaerenses en eterno agradecimiento a su gesto.
En tanto, cuando sucedió el fatídico accidente quedaban cuatro jornadas por disputarse del campeonato y el Torino lideraba la tabla. Debido a su situación, los granota tuvieron que jugar con el equipo filial el resto de partidos. Genova, Palermo, Sampdoria y Fiorentina, adversarios suyos, decidieron solidarizarse con el club de Turín y también pusieron equipos repletos de juveniles cuando se vieron las caras con el Torino. El Toro no falló y ganó los cuatro partidos alzándose con el Scudetto.
Sin embargo, tras la tragedia de Superga son muchos los que aún hoy piensan que el Torino no ha sido capaz de reponerse del accidente. Desde entonces, el club ha dejado de pelear codo a codo con los grandes, salvo alguna excepción, como el Scudetto del 76. Por ello, los aficionados del Toro se repiten que solo tienen un consuelo: mirar al cielo y ver que el Gran Torino aún vuela. Leer más…