Archivo
Mata y la maldición de los fichajes españoles caros
Este pasado fin de semana el Manchester United ha hecho oficial la contratación de Juan Mata a cambio de 45 millones de euros, lo que le convierte en la incorporación más importante de lo que se lleva de mercado de fichajes hasta el momento. Además, los 45 millones pagados por los Diablos Rojos al Chelsea convierten a Mata en el fichaje más caro del club inglés y en el tercer futbolista español por el que más se ha pagado.
Esta última circunstancia implica que el centrocampista asturiano deberá luchar en Old Trafford contra el gafe que persigue a los jugadores españoles cuando se ha pagado una cantidad astronómica por ellos. Un claro ejemplo de ello son Fernando Torres y Gaizka Mendieta. El delantero se convirtió en el fichaje español más caro en enero de 2011, cuando el Chelsea pagó al Liverpool 58 millones de euros para hacerse con los servicios del ariete.
Los blues pagaron esa cantidad debido al buen rendimiento que dio Torres en Anfield Road, donde se convirtió en uno de los mejores delanteros de la Premier League. Sin embargo, en Stamford Bridge pocas veces se ha visto al 9 que brilló como ‘red’. Es más, su primer gol como blue, el único que marcó en su primera campaña, no llegó hasta Semana Santa, cuando la temporada estaba agonizando.
Salvo en la Europa League que conquistó el Chelsea en 2013, pocas veces ha tenido el internacional español un papel protagonista en el juego con los londinenses. Los números son un fiel reflejo de que el rendimiento de Torres con los blues es bastante diferente que el que marcó con el Liverpool. Con los reds marcó 81 goles en 141 partidos, mientras que de blue ha hecho 42 en 153 encuentros. Es decir, que en doce partidos más con el Chelsea ha marcado 39 goles menos que los que hizo con el Liverpool.
El caso de Gaizka Mendieta es bastante parecido. La Lazio pagó en 2001 por Mendieta 48 millones de euros, convirtiéndole en uno de los fichajes más caros de aquel verano y convirtiéndole en aquel verano en el futbolista español por el que más se había pagado. El conjunto italiano desembolsó esa cantidad debido a que el centrocampista había liderado al Valencia más fuerte de siempre llevándole hasta dos finales de la Liga de Campeones.
Además, había mostrado una excepcional capacidad goleadora, ya que había sumado 33 goles en las dos últimas temporadas. La Lazio también fichó a Mendieta debido a que el conjunto romano esperaba que el vasco retomara la en Italia la buena sociedad que había formado anteriormente en Mestalla con el Piojo López. Sin embargo, aquel Mendieta que brilló con el Valencia nunca apareció por Roma. Aunque lo más triste para la trayectoria del vasco es que nunca más en su carrera volvió a jugar a un nivel similar.
LOS ESPAÑOLES DEL UNITED, OTRO GAFE
Juan Mata será el cuarto español que jugará con el Manchester United y otro de los gafes contra los que tendrá que luchar será con el que persigue a los futbolistas españoles que han estado en Old Trafford. Ricardo pasó prácticamente desapercibido por la portería del United, Piqué nunca se llegó a consolidar en la zaga de los Diablos Rojos y De Gea suma claros y oscuros casi por partes iguales defendiendo la meta inglesa.
El día que el Liverpool rechazó a Cristiano Ronaldo

Miki Roqué, el trotamundos que soñaba con jugar al fútbol
La muerte de Miki Roqué deja huérfano al fútbol de un jugador que, pese a su juventud, 23 años, ya era todo un veterano en el fútbol, ya que no le importó hacer las maletas para poder disfrutar de su sueño: ser futbolista.
Nacido el ocho de julio de 1988 en Tremp, Lleida, comenzó a dar patadas a un balón por primera vez en el modesto Algar. Allí jugaba por pura diversión, únicamente por pasar un buen rato con los amigos. Sin embargo, sus cualidades como central no pasaron desapercibidas para el Lleida, que no dudó en reclutarlo para su cantera cuando apenas tenía 14 años.
En la entidad leridana comenzó a destacar como un defensa central contundente, con buena anticipación y un buen juego aéreo. Características que provocaron que en 2005 Paco Herrera convenciera a Rafa Benitez para reclutar a aquel chico escuálido pero con mucho futuro al Liverpool. Un fichaje que conllevó muchas críticas a los ‘Reds’, ya que utilizaron el cambio de residencia para así no abonar nada al Lleida, que montó en cólera al perder al jugador.
Con el equipo inglés, el 5 de diciembre del 2006 cumplió uno de sus sueños de infancia: jugar la Liga de Campeones. Lo hizo con 17 años contra el Galatasaray, tras sustituir a Xabi Alonso. Aquel día, además, hizo historia con el club de Anfield, pues se convirtió en el jugador más joven en disputar la máxima competición continental con el equipo inglés.
A partir de entonces inició en 2007 un carrusel de cesiones que le llevaron primero al Oldham Athletic, también en Inglaterra, donde apenas tuvo oportunidades. En el verano de aquel mismo año recaló en el Xerez en busca de que su país le diera las oportunidades que le negó el fútbol británico, pero allí nunca tuvo confianza y sólo disputó un encuentro con la camiseta azulona.
En 2008 recaló a préstamo en el Cartagena, donde se asentó como titular. Sus actuaciones con el ‘efesé’ sirvieron para que el Betis le fichara en 2009, pese a que el Barcelona y el Villarreal también habían mostrado interés para reclutarle en sus equipos filiales.
En el conjunto verdiblanco alternó algunas apariciones con el primer equipo con partidos con el ‘B’ hasta que Pepe Mel decidió subirlo de manera definitiva al primer equipo en 2010. No jugó mucho con los andaluces, pero con su carácter afable se ganó a todo el vestuario verdiblanco.
Tanto que cayó como un jarro de agua fría cuando anunció el 11 de marzo de 2011 su retirada del fútbol debido a un tumor maligno en la pelvis. El mundo del fútbol se volcó entonces con él, tanto que Carles Puyol lució una camiseta con la leyenda «Ànims Miki!» cuando el Barcelona ganó en Wembley su cuarta Copa de Europa.
Todos esperaban que Roque iba a salir victorioso de ese duro partido contra el cáncer, por ello todos lloran la pérdida del joven de 23 años del que ya nunca más se olvidará el fútbol español.
Las otras ligas ganadas en el último minuto


Merseyside, el derbi que surgió por el alquiler de Anfield Road
Uno de los partidos más destacados que se ha disputado el pasado fin de semana en el planeta fútbol fue el conocido como derby de merseyside: Liverpool-Everton. Dos conjuntos con una gran rivalidad a sus espaldas pero que en su día formaron el mismo equipo.
Corría el año 1878 y en Liverpool se creó un club llamado Saint Domingo’s en honor a una parroquia. El equipo se fundó con el objetivo de intentar transmitir a los jóvenes grandes valores mediante el deporte. Años más tarde, el club cambió de nombre y pasó a llamarse Everton. El conjunto británico jugaba sus partidos en unos campos que había en Stanley Park. Sin embargo, el fútbol poco a poco iba teniendo más notoriedad en la sociedad y pronto estos terrenos se quedaron pequeños para albergar los partidos del Everton, que siempre se abarrotaban para ver los encuentros.
Por ello, John Houlding, presidente del club, había echado el ojo desde hacía tiempo a unas parcelas que había en Anfield Road. Tanto que decidió comprarlas. Sin embargo, lo extraño fue que no las compró para el Everton, sino para él mismo y decidió alquilárselas al equipo. A muchos no les gustó esta actitud, pero como era un hecho que tenían que irse a un sitio más grande, al final el Everton acabó pasando por el aro.
El equipo de Liverpool aumentó de manera considerable el número de aficionados que asistían a sus partidos y Houlding tenía un negocio redondo. Se sacaba una cantidad importante de dinero alquilando Anfield Road y, como tenía un pub cerca del campo, los días de partido también ganaba un buen pellizco. Sin embargo, la situación cambió en 1889. Houlding, preso de la codicia, decidió aumentar de 100 libras a 250 libras el alquiler de Anfield Road. A la directiva del Everton, menos al propio Houlding por su puesto, no les gustó nada esta actitud e intentaron regatear ofreciendo un máximo de 180 libras.
Houlding rechazó la oferta y propuso al club que les vendería los terrenos por 6.000 libras. Sin embargo, el ofrecimiento llegó demasiado tarde. Los directivos del Everton estaban ya muy cansados de Houlding y decidieron comprar para el club unos terrenos en Goodison Park, pese a que les salieron más caros, unas 8090 libras.
Houlding, compuesto y propietario de un campo en el que ya no jugaba ningún equipo, decidió fundar entonces otro club con la ayuda de John McKenna, el único del Everton que se quedó con él y no se marchó a Goodison Park. Así en 1892 se creó el Liverpool y en 1893 se apuntó al campeonato de Segunda División. El primer partido entre Everton y Liverpool se jugó el 3 de octubre de 1894 y los toffes golearon a sus vecinos: 3-0. Los Reds no obtuvieron su primera victoria en el derby hasta 1897. A día de hoy han disputado un montón de encuentros de la máxima rivalidad, pero pocos sabían que el origen de estos partidos está en que el Everton se negó a seguir pagando el elevado alquiler de Anfield Road, hoy santuario futbolístico.
Filippo Inzaghi, el rey europeo del gol
Hablar de Filippo Inzagui es sinónimo de hacerlo de gol. Los dos tantos que marcó contra el Real Madrid en la Liga de Campeones sirvieron para que Supper Pippo, como le apodan en Italia, llamara a las puertas de la historia. Superó a Torpedo Muller y se convirtió, junto con el exmadridista Raúl, en el máximo goleador de las competiciones europeas.
Y es que Pippo pertenece a una estirpe de jugadores de la que ya pocos quedan, a la de aquellos que todo el mundo mira de reojo cuando el marcador no hace más que bostezar. Inzaghi ya no es aquel joven que marcó en 1995 su primer gol en la Serie A con el Parma de Nevio Scala y Hristo Stoichkov. Sin embargo, mantiene intacta su buena relación con el gol, al que tiene siempre entre ceja y ceja. Algo que, aunque parezca increíble, alguna vez le han recriminado. “Prefiere hacer tres goles y perder cuatro a tres, que no hacer goles y ganar uno a cero”, dijo sobre él en una ocasión el díscolo Paolo di Canio.
Además de para convertirse en el máximo goleador en competiciones europeas, los dos goles contra el Real Madrid sirvieron a Filippo para superar a Shevchenko como máximo cañonero del Milan en partidos internacionales y dejar atrás a Van Basten en el ránking de goles histórico del conjunto lombardo. Y es que aquella noche contra los blancos fue mágica para el nueve de los rossoneri. Además de obligar a José Mourinho a tragarse las ganas de colgarse la medalla del primer triunfo merengue en San Siro, volvió a recordar Atenas 2007.
Allí, en tierras griegas, Inzagui, convertido en filósofo del gol, cambió las lágrimas que todos los milanistas derramaron dos años antes en Estambul por alegría y gloria. La remontada del Liverpool de 2005 ya no fue más que un mal sueño que Filippo se encargó en esfumar con sus goles. El próximo reto de Inzagui es alcanzar a Roberto Baggio como tercer goleador histórico italiano. Un gol le falta para alcanzarlo.
Sin embargo, éste lo mismo lo consigue con una camiseta distinta a la del Milan. Ibrahimovic, Pato, Robinho y Ronaldinho le relegan a un segundo plano en el que a él no le gusta estar. Es cierto que ya tiene 37 años, que no tiene una excesiva velocidad y que no puede presumir de tener una gran habilidad con el balón en los pies. Aun así los 315 tantos que ha marcado en su carrera vienen a demostrar que su matrimonio con el gol sigue intacto y el banquillo no es lugar para el rey de la máxima esencia en el fútbol. Por algo Mourinho antes de enfrentarse al Milan respiraba aliviado al saber que Pippo de entrada no iba a estar en el terreno de juego.