La expulsión más injusta de la historia

Normalmente, a la hora de valorar una expulsión de un jugador suele haber muchas dudas. Los comentarios de que es algo justo por parte del equipo que sale beneficiado con esta acción se suelen mezclar con los del conjunto que se ver perjudicado por la misma, que suele aducir que eso es un castigo demasiado severo. Siempre ha sido, y será, así. Salvo alguna honrosa excepción. Es el caso de la expulsión que sufrió en febrero Manuel Mosquera, en la que los equipos estaban de acuerdo: era un expulsión injusta.

Los hechos ocurrieron en febrero de 2012. Mosquera vivía al frente del Laracha una de sus primeras experiencias como técnico después de haber jugado durante la década de los noventa en la Primera División defendiendo las camisetas del Deportivo de la Coruña, el Compostela y el Extremadura.

El Laracha, que milita en la Preferente Norte en España, jugaba contra el Soneira, en un encuentro que era un derby para ambos. En el minuto 75 del partido, Javi García, futbolista del Soneira, recibió un balón cerca de la banda, bastante cerca del banquillo donde se encontraba Mosquera.

Entonces el jugador apoyó mal el pie y no pudo controlar el esférico porque sonó un chasquido en su rodilla. El juego siguió mientras Javi García se retorcía de dolor en el suelo. De repente, Mosquera, guiado por su experiencia como futbolista, en la que ya había visto a varios compañeros lesionarse de manera grave por acciones parecidas, saltó al campo desde el banquillo.

Corrió allí donde estaba el balón, conducido en esos momentos por un futbolista suyo, y lo envió rápidamente fuera para que pudieran salir a atender al futbolista lesionado. Mosquera inmediatamente fue expulsado por haber invadido el campo con el partido en juego. Sin embargo, se marchó con la conciencia tranquila de que valía la pena ver la primera expulsión por roja directa de toda su carrera, algo que no le había sucedido ni cuando era jugador, por ayudar a un futbolista, aunque fuera un rival.

Por ello, es, probablemente, la expulsión más injusta de la historia, porque todo el estadio aplaudió la acción de Mosquera.