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El nuevo milagro del Parma
El Parma es un club acostumbrado a sorprender. Lo hizo durante la década de los 90, cuando surgió por sorpresa para pelear de tú a tú a los más grandes de Italia y saboreó las mieles de la gloria europea, y lo acaba de volver a hacer ahora. Los parmesanos comenzaron desde cero en la Serie D en 2015 y en dos años han logrado llegar al fútbol profesional, ya que la próxima temporada competirá en la Serie B.
La agonía del Parma comenzó a finales de la temporada 2013/2014. El equipo realizó una buena campaña que le llevó a clasificarse para la Europa League. Sin embargo, fue sancionado por no cumplir el fair play financiero sin poder competir por el Viejo Continente y ahí, como el título de la película, comenzaron para ellos una serie de catastróficas desdichas.
Los dirigentes del club parmesano no aprendieron la lección de la anterior temporada y siguieron con su nefasta gestión en la 2014/2015. Cada día que pasaba el equipo no hacía más que aumentar su deuda y acumular más impagos a sus espaldas. Esta situación también afectó en lo deportivo, ya que el Parma pasó de pelear por competiciones europeas a caer al fondo de la tabla.
La situación llegó a ser tan desesperante que el equipo llegó a estar dos partidos sin competir debido a que no podía asumir los costes que le suponía participar en un encuentro de la Serie A. Finalmente la Lega Calcio movió ficha logró dar al club un dinero con el que poder pagar sus viajes y compromisos por partidos hasta final de campeonato.
No fue más que un mero parche. El equipo, que por su no comparecencia fue sancionado con puntos, asumió que salvo milagro su futuro estaba en la Serie B y que tenía hasta final de temporada para encontrar un inversor que inyectara dinero al club y lo librara de la quiebra hacia la que se asomaba de manera irrefrenable.
Sin embargo, ni hubo milagro deportivo ni económico. Nadie se atrevió a invertir en un equipo que tenía una deuda galopante y el Parma firmó su final más triste: puso punto y final a más de 100 años de historia con su desaparición.
Pese a ello, el fútbol no murió en Parma con aquella acción. Varios históricos del equipo dieron un paso al frente y decidieron refundar el club bajo el nombre de Parma Calcio 1913, única opción para empezar desde cero y sin deudas. Sin embargo, ello implicaba que el nuevo equipo tenía que comenzar su andadura en las catacumbas del fútbol italiano: la Serie D.
Con Nevio Scala, entrenador del club en sus años más gloriosos en los 90, como presidente, Luigi Apolloni, defensor del equipo también en los exitosos 90, como técnico y Alessandro Lucarelli, en el Parma desde 2008 y que se negó a dejar tirado al equipo, como capitán en el terreno de juego; la ciudad se volcó en el nuevo proyecto y no les dejó solos ante un reto de tal magnitud.
En solo un año el Parma logró el ascenso a la Serie C y, además, lo hizo por la puerta grande: arrollando a todos sus rivales. Sin embargo, la andadura en la categoría de bronce no fue para nada sencilla. El equipo entró en crisis antes de las navidades. El Parma andaba lejos de la zona noble de la tabla y la directiva decidió prescindir de los servicios de Apolloni. Una decisión que no gustó nada a Nevio Scala, que presentó su dimisión para mostrar su desacuerdo a la decisión tomada.
Sin embargo, tal y como señalábamos al inicio de este post, el Parma es un club acostumbrado a sorprender y logró darle la vuelta a la situación firmando el ascenso a la Serie B tras imponerse al Alessandria en el playoff (2-0). Lo hizo con Lucarelli en el campo. El capitán, a un mes escaso de cumplir los 40 años, es la nueva bandera de un Parma que ya sueña con volver a la Serie A.
Los tres partidos que hicieron grande al Parma
El Parma agoniza en estos momentos. El club italiano, en una grave crisis económica, esta semana se ha visto obligado a suspender el partido que tenía que disputar contra el Udinese debido a que no podía permitirse los gastos que le iba a acarrear celebrar en su estadio dicho partido: seguridad, luz, agua caliente….
Una situación que, pese a los intentos que se están intentando por reanimarle, le han dejado en una situación crítica. De hecho, el estado del Parma se podría asemejar al del enfermo que se encuentra en estado vegetativo esperando y que se agarra a la vida mediante un fino hilo que todos saben que más pronto que tarde acabará por romperse.
Por ello, en La Medialuna vamos a recordar tres partidos, de manera ÍNTEGRA, que hicieron grande a este club en su época dorada: la década de los 90. Antes de ello, vamos a poner un poco de contexto. Hasta 1990, año en el que logró ascender por primera vez a la Serie A, el Parma había sido un equipo que había pasado sin pena ni gloria por la categorías inferiores del fútbol italiano.
Sin embargo, con el apoyo de Parmalat no sólo consiguieron su ascenso a la máxima categoría, lograron codearse con los más grandes de Italia. La cosa no quedó ahí, ya que el milagro del Parma, el modesto que se había convertido en un grande casi de la noche a la mañana, traspasó fronteras y llegó a Europa, donde dejó su impronta a base de títulos.
Recopa 92/93:
Fue su primer título europeo. Lo logró tras derrotar 3-1 en Wembley al Royal Antwerp belga. Aquí el partido íntegro:
Parma: Ballotta; Benarrivo, Di Chiara, Minotti, Apolloni, Grün, Melli, Zoratto (Pin 26), Osio (Pizzi 75), Cuoghi y Brolin.
Royal Antwerp: Stojanovic; Kiekens, Broeckaert, Taeymans, Smidts, Jakovljevic (Van Veirdeghem 51), Van Rethy, Segers (Moukrim 85), Severeyns, Lehnhoff y Czerniatynski.
Goles: 1-0 Minotti (9′), 1-1 Severeyns (11′), 2-1 Melli (30′) y 3-1 Cuoghi (81′).
UEFA 94/95:
Éste fue el tercer título europeo del Parma, el segundo fue la Supercopa de Europa de 1994 que ganó al Milan. Se hizo con él tras ganar a doble partido a la Juventus de Turín. A continuación os reproducimos la ida de esa eliminatoria, que se saldó con 1-0 para los parmesanos. Este triunfo fue clave, ya que el 1-1 de la vuelta dio el título al Parma. Hay que destacar que esta Juventus se proclamó campeona de Europa un año después, algo que dice mucho de este triunfo.
PARMA: Bucci; Benarrivo (Mussi 8′), Couto, Di Chiara, Minotti; Apolloni, Pin, D. Baggio, Sensini; Zola (Fiore 89′) y Asprilla.
JUVENTUS: Rampulla; Fusi (Del Piero 72′), Di Livio, Tacchinardi, Jarni; Carrera (Marocchi 46′), Paulo Sousa, Deschamps, R. Baggio; Vialli y Ravanelli.
Gol: 1-0 D. Baggio (5′).
UEFA 98/99:
Último título europeo conquistado por el Parma y partido que está considerado como el punto final a la época dorada de los tranasalpinos. Los parmesanos contaban con un auténtico equipazo (Buffon, Cannavaro, Thuram, Verón y Crespo entre otros) y arrollaron por 3-0 al Olympique de Marsella en el estadio Luzhniki de Moscú en una final que, esta vez sí, se disputó a partido único.
Parma: Buffon; Sensini, Cannavaro, Thuram, Vanoli; Fuser, Dino Baggio, Verón (Fiore), Boghossian; Crespo (Asprilla) y Chiesa (Balbo)
Olympique: Porato; Issa, Miolo (Camara), Blondeau, Blanc; Domoraud, Brando, Gourvennec, Bravo, Pires y Maurice.
Goles: Crespo (26′), Vanoli (36′) y Chiesa (55′)
Buffon, el delantero que se transformó en portero
Gianluigi Buffon está considerado actualmente como uno de los mejores porteros de toda la historia. El guardameta fue clave para que Italia fuera campeona del mundo en 2006 y en los muchos títulos que ha conquistado tanto en el Parma como en la Juventus. Sin embargo, lo que pocos conocen es que Buffon llegó a la portería por casualidad.
Y es que Gigi, apodo con el que le bautizaron sus más allegados por las orejas que tiene y su semejanza con las del personaje Topo Gigio, comenzó jugando de delantero centro. En la U.S.D.Canaletto Sepor y en la Perticata, los primeros equipos en los que estuvo, le pusieron en esa posición al entender que debido a su gran estatura era el sitio que mejor se adaptaba a él.
No lo debió hacer mal como ariete, ya que el Parma una vez que le vio decidió echarle la red y lo reclutó para su equipo juvenil. Sin embargo, los inicios en el club parmesano no fueron sencillos para Buffon. Al técnico del equipo no le acababa de convencer el actual futbolista de la Juventus y por eso era habitual verle en el banquillo. Sin embargo, Gigi no sabía que eso le iba a abrir la puerta a la mayor oportunidad de su vida.
El portero titular del equipo juvenil del Parma se lesionó y, como el suplente también se encontraba de baja, el técnico del equipo tuvo que improvisar un nuevo guardameta. Por eso se dirigió a los suplentes y finalmente optó porque Buffon ejerciera de portero de emergencia. El entrenador escogió a Gigi por su altura, ya que pensó que así blocaría mejor los balones colgados de los rivales.
La respuesta de Buffon fue tan buena en la portería que en dos semanas ya era indiscutible bajo los palos pese a que el titular ya se había recuperado de su lesión. De hecho, las actuaciones del meta italiano fueron tan buenas que el Parma se apresuró a blindarle el contrato por miedo a que algún otro conjunto les robara a su diamante en bruto.
La portería cambió a Buffon, ya que hasta cambió de ídolos. Pasó de tener como referencia a Lothar Matthäus a ser un ferviente admirador del portero camerunés Thomás N’Kono. Gigi ha admitido que quedó prendado de él al verle en el Mundial de Italia 90. Reconoce, incluso, que la primera vez que lloró por culpa del fútbol fue cuando la Camerún de N’Kono cayó eliminada del Mundial del 90.
La cosa no se queda ahí, ya que Buffon pidió a N’Kono poder participar en su partido homenaje y el hijo del guardameta transalpino tiene Thomas como segundo nombre en honor al ídolo de su padre. ¿Qué habría sido de Buffon de no haberse lesionado aquel portero del equipo juvenil del Parma? Nunca lo sabremos, pero al menos nos ha permitido disfrutar de uno de los mejores guardametas de siempre.
El drama de Prandelli
La vida no ha sido un camino de rosas para Cesare Prandelli, el seleccionador de Italia. Más bien todo lo contrario. Ha sido una travesía que siempre le ha presentado la peor de sus caras y la mayor de sus dificultades. Sin embargo, él lo ha sabido asumir siempre con entereza y valentía para poder salir adelante.
El primer golpe duro que se llevó fue a los 16 años, cuando murió su padre. Pese a ello, supo reponerse y levantarse para lograr su sueño: ser futbolista. Lo consiguió, pero la mala suerte siguió acompañándole. Sin ir más lejos, cuando jugaba en la Juventus de Turín no pudo disfrutar de la única Copa de Europa que ganó como jugador, ya que se produjo en medio de la tragedia de Heysel, una de las más dramáticas de la historia del deporte porque murieron 39 personas.
Una lesión de rodilla a los 32 años le hizo colgar las botas antes de lo que él hubiera imaginado, por ello decidió reinventarse como entrenador. Con mucho trabajo y esfuerzo logró entrenar en la Primera División. Su primera oportunidad en un equipo de relativo nivel fue el Parma. Sin embargo, al poco de su llegada se produjo la caída del grupo Parmalat, que era el sustento económico de la entidad y el club entró en una gran crisis.
Sin embargo, Prandelli supo sacar adelante al equipo y la Roma le contrató para la temporada 2004/2005. Era el reto más importante de su carrera, ya que el conjunto capitalino era el subcampeón del campeonato. Pese a ello, a los pocos meses tuvo que dimitir porque a su esposa le detectaron un cáncer de pecho y decidió dedicarle todo su tiempo a ella, que lamentablemente falleció años más tarde.
Aun así, el fútbol le ha quiso dar una nueva oportunidad y en 2005 cogió las riendas de la Fiorentina. En Florencia la suerte volvió a jugarle una nueva pasada. En 2008 alcazó con el equipo ‘viola’ las semifinales de la Copa de la UEFA, en las que se enfrentó al Glasgow Rangers escocés. Pese a que los italianos fueron superiores en toda la eliminatoria, cayeron eliminados en los penaltis. Prandelli, en un gran gesto, obligó al final de los mismos que sus jugadores hicieran pasillo al Rangers.
Sus cualidades no pasaron desapercibidas para la Federación Italiana de Fútbol, que le nombró seleccionador en 2010. Después de la difícil tarea de reconstruir un equipo que estaba hundido tras el fracaso del Mundial de Sudáfrica, la vida le ha vuelto a poner una nueva piedra en el camino: la trama de las apuestas que ha estallado en Italia ha alterado la concentración para la Eurocopa y se ha cobrado una víctima, Criscito. Ahora le toca a Prandelli tratar de volver a salir adelante.
Filippo Inzaghi, el rey europeo del gol
Hablar de Filippo Inzagui es sinónimo de hacerlo de gol. Los dos tantos que marcó contra el Real Madrid en la Liga de Campeones sirvieron para que Supper Pippo, como le apodan en Italia, llamara a las puertas de la historia. Superó a Torpedo Muller y se convirtió, junto con el exmadridista Raúl, en el máximo goleador de las competiciones europeas.
Y es que Pippo pertenece a una estirpe de jugadores de la que ya pocos quedan, a la de aquellos que todo el mundo mira de reojo cuando el marcador no hace más que bostezar. Inzaghi ya no es aquel joven que marcó en 1995 su primer gol en la Serie A con el Parma de Nevio Scala y Hristo Stoichkov. Sin embargo, mantiene intacta su buena relación con el gol, al que tiene siempre entre ceja y ceja. Algo que, aunque parezca increíble, alguna vez le han recriminado. “Prefiere hacer tres goles y perder cuatro a tres, que no hacer goles y ganar uno a cero”, dijo sobre él en una ocasión el díscolo Paolo di Canio.
Además de para convertirse en el máximo goleador en competiciones europeas, los dos goles contra el Real Madrid sirvieron a Filippo para superar a Shevchenko como máximo cañonero del Milan en partidos internacionales y dejar atrás a Van Basten en el ránking de goles histórico del conjunto lombardo. Y es que aquella noche contra los blancos fue mágica para el nueve de los rossoneri. Además de obligar a José Mourinho a tragarse las ganas de colgarse la medalla del primer triunfo merengue en San Siro, volvió a recordar Atenas 2007.
Allí, en tierras griegas, Inzagui, convertido en filósofo del gol, cambió las lágrimas que todos los milanistas derramaron dos años antes en Estambul por alegría y gloria. La remontada del Liverpool de 2005 ya no fue más que un mal sueño que Filippo se encargó en esfumar con sus goles. El próximo reto de Inzagui es alcanzar a Roberto Baggio como tercer goleador histórico italiano. Un gol le falta para alcanzarlo.
Sin embargo, éste lo mismo lo consigue con una camiseta distinta a la del Milan. Ibrahimovic, Pato, Robinho y Ronaldinho le relegan a un segundo plano en el que a él no le gusta estar. Es cierto que ya tiene 37 años, que no tiene una excesiva velocidad y que no puede presumir de tener una gran habilidad con el balón en los pies. Aun así los 315 tantos que ha marcado en su carrera vienen a demostrar que su matrimonio con el gol sigue intacto y el banquillo no es lugar para el rey de la máxima esencia en el fútbol. Por algo Mourinho antes de enfrentarse al Milan respiraba aliviado al saber que Pippo de entrada no iba a estar en el terreno de juego.