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El derecho de retención, la ley que ayudó al Sporting disfrutar más años de Quini

marzo 12, 2018 Deja un comentario

Una de las noticias que más han conmocionado al planeta fútbol en las últimas semanas ha sido la muerte de Enrique Castro ‘Quini’, prolífico goleador que jugó en el Sporting de Gijón y Fútbol Club Barcelona. Sin embargo, viendo las cifras anotadoras del asturiano resulta sorprendente que diera el salto al club azulgrana cuando tenía 30 años y no antes. Por ello, en este post vamos a explicar la razón por la que los rojiblancos pudieron retener durante tanto tiempo al delantero sin que se marchara a un equipo que luchara por títulos.

Si bien es cierto que Quini siempre amó al Sporting, el ariete quiso probar fortuna en un club con mayores ambiciones en varias ocasiones pero la respuesta de la entidad asturiana siempre fue la misma: NO. Esta situación a día de hoy sorprende, ya que cuando hay un caso similar el futbolista suele cambiar de equipo utilizando diversas estrategias: pago de la cláusula de rescisión, declarándose en rebeldía, no renovando su contrato…

Sin embargo, todas estas opciones no podían llevarse a cabo en la década de los 70, época en la que Quini vivió sus mejores años como futbolista, debido a que los clubes disponían de un derecho de retención. ¿En qué consistía este último? Cualquier entidad podía renovar de manera unilateral el contrato de un futbolista sin tener el consentimiento de este último siempre que le subiera la ficha un 10%.

En una época en la que no existían las cláusulas de rescisión, esto suponía que si el equipo con el que el jugador tenía firmado un contrato no tenía voluntad alguna de vender el futbolista podía estar ligado a dicho equipo hasta que este último quisiera sin tener en cuenta lo que pensara el profesional.

Esa fue la razón por la Quini no dio el salto antes a un club más grande, dicho con todo el respeto hacia el Sporting. El Barcelona en la década de los 70 llamó varias veces a la puerta del delantero, pero los rojiblancos siempre se acogieron al ya mencionado derecho de retención para poder mantener a su estrella en El Molinón.

El derecho de retención estuvo vigente en España desde 1969 hasta 1979. El final de esta ley que podíamos considerar casi como esclavista, llegó gracias a la fuerza que hizo la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) a finales de los 70 para poder primero regularla y posteriormente derogarla. ¿Quién sabe lo que pudiera haber aumentado la leyenda de Quni sino hubiera existido el derecho de retención? Nunca lo sabremos. Una lástima.

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Jesús Castro, el ángel de la portería

julio 25, 2011 1 comentario

En el fútbol, como en la mayoría de deportes, se suelen ver pocas parejas de hermanos rindiendo en la más alta competición. Y es que para llegar a obtener un sitio en la élite el trabajo previo es muy duro y sacrificado, por lo que, en la mayoría de las ocasiones, alguien se suele quedar en el camino. En España, afortunadamente, hemos podido disfrutar de grandes sagas de deportistas. Una de ellas ha sido la de los Castro: Jesús y Enrique. Dos hermanos que dejaron huella en el fútbol precisamente por ejercer dos roles antagónicos: el primero se encargaba de evitar los goles y el segundo siempre tenía la portería entre ceja y ceja. Normalmente, siempre que se habla de ellos se suele destacar a Enrique, también conocido como Quini. Sin embargo, la historia de Jesús también merece ser contada.

Jesús, al que también conocían como Chusi, inició su carrera junto a su hermano en el Bosco Ensidesa, un equipo juvenil que les pillaba a ambos cerca de casa. Allí destacó por ser un portero sobrio y con una gran agilidad bajo los palos. Cualidades que hicieron que Jesús Barrio recomendara su fichaje al Sporting de Gijón allá por el año 68. El club rojiblanco viendo los buenos informes que había recibido de Barrio no dudó en contratarlo y el 14 de abril de ese mismo año debutó con el conjunto asturiano.

No tuvo mucha suerte aquel día, ya que el Sporting perdió 4-2 con el Celta de Vigo. Sin embargo, se afianzó en la portería de El Molinón y logró convertirse en uno de los jugadores más destacados del centenario equipo tras disputar hasta 1985, año en el que se retiró por unos problemas que le aquejaban en la espalda, 471 partidos oficiales con los sportinguistas. En aquel tiempo logró disfrutar de dos ascensos a Primera División, un subcampeonato de Liga y de varias clasificaciones para la Copa de la UEFA.  Hechos que hicieron que el Sporting pasara por la mejor etapa que haya pasado jamás.

Esta placa homenajea la gesta de Jesús Castro 

En aquel tiempo, Chusi logró ganarse a la parroquia y al vestuario sportinguista, además de por sus paradas, por la inmensa humanidad que desprendía. “Un chaval fantástico, increíble. Recuerdo además que había veces que le aplaudían en el campo y se ponía colorado de tímido que era. Por eso le llamábamos Manzanón”, relató Vicente Miera, uno de los técnicos que tuvo en su carrera. Y es que hasta los que habían luchado por un puesto en la portería con él sólo tenían buenas palabras hacia su persona. Carlos García Cuervo es un ejemplo de ello: “No hay cinco jugadores con el nivel humano de Castro. Generoso, desprendido, amigo de sus amigos, todo un ejemplo a seguir como futbolista y como persona“.

Sin embargo, lo que era una de sus cualidades más destacadas para él acabó convirtiéndose en algo trágico. El 23 de julio de 1993 se encontraba de vacaciones en la localidad de Pechón, en Cantabria, cuando de repente vio que una familia inglesa con dos niños se había adentrado demasiado en el mar pese a que en la playa ondeaba la bandera roja que prohibía bañarse. Jesús vio cómo los niños que estaban en el agua, de siete y nueve años, corrían un riesgo serio de morir ahogados. Por ello, acogiéndose al instinto del que siempre había hecho gala como portero, no dudó un segundo en lanzarse al mar para rescatarlos. De hecho, la semana anterior había pasado por una situación similar y logró evitar la tragedia.

Sin embargo, esta vez no fue así. Los niños, gracias al coraje y pundonor de Chusi, lograron acercarse a la orilla y sobrevivir, pero el portero no corrió la misma suerte. Una fuerte marea le impidió salir del agua y murió ahogado. A su funeral, celebrado en la iglesia de San Nicolás de Bari, situada en Avilés, la localidad que le vio crecer, acudieron miles de personas. Todos querían despedir a un buen portero y a una mejor persona. Tanto que aquel día comenzó a gestarse la leyenda de Jesús Castro. Aquella que dice que cada vez que en El Molinón alguien se queda sin marcar es porque su espíritu andaba presente para evitarlo. Si no dudó en arriesgar su vida por unos niños a los que no conocía ¿no iba a hacer lo mismo por su Sporting?