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Un Real Madrid ¿De Segunda?
En la actualidad, hablar del Real Madrid es sinónimo de hacerlo de Glamour, gloria o éxito. Sin embargo, hubo un momento de la historia en el que todo pudo cambiar. Fue en el año 48, cuando el Real Madrid estuvo a un paso del abismo y comenzó a abrir los ojos para iniciar una época dorada.
Don Santiago Bernabéu, posiblemente, pasó su peor año como presidente del Real Madrid en la campaña 47/48. El máximo mandatario blanco había aterrizado en la Casa Blanca en 1943 y acaba de cumplir uno de sus sueños: construir uno de los mejores estadios de Europa, el Santiago Bernabéu, entonces conocido como Estadio Nuevo Chamartín.
En él, Bernabéu esperaba que el Real Madrid recuperara la gloria que se le acaba de resistir por aquellos años en España, puesto que por aquel entonces apenas sumaba dos Ligas debido a que sus mayores éxitos habían llegado en la Copa. Sin embargo, el sueño de Don Santiago estuvo muy cerca de convertirse en pesadilla. La afición comenzó la campaña muy ilusionada y los merengues llegaron a tener 40000 socios, una cifra espectacular en aquellos años.
En cambio, el equipo no acababa de carburar y deambulaba, jornada y jornada también en posiciones de descenso. Por ello, Jacinto Quincoces, entrenador de los blancos, tuvo que ser relevado de su puesto tras haber obtenido cinco victorias, cuatro empates y ocho derrotas en 17 partidos. Le sustituyó el inglés Michael Alexander Keeping que llegó procedente del Fulham y durante su paso en España causó furor con su táctica WM.
Sin embargo, los comienzos del británico no fueron fáciles, ya que en su primer partido perdió contra el Nastic de Tarragona el 4 de enero de 1948. Partido a partido se fue viendo que el ‘efecto Keeping’ no era el revulsivo que necesitaba el equipo y la situación alcanzó tintes dramáticos cuando en la jornada 20, tras perder contra el Sporting en el Bernabéu, el Madrid pasó a ocupar el penúltimo lugar de la clasificación.
Las mofas contra el conjunto blanco se acrecentaron y especialmente célebre fue una esquela que apareció en un diario de la Ciudad Condal en 1948: “Descanse en paz el Real Madrid, con campo de Primera y equipo de Segunda”. Además, los capitalinos eran recibidos en los campos de España con cánticos de “a segunda, a segunda, a segunda”.
Tal fue el caso, que llegó la última jornada y el Real Madrid no tenía, ni mucho menos, asegurada la permanencia y tampoco daba buenas vibraciones para lograrla. El Madrid tenía sólo 19 puntos, estaba empatados a puntos con el Sabadell, sacaba un punto al a la Real Sociedad de San Sebastián y dos al Sporting de Gijón. Por lo que estaban obligados a ganar al Oviedo SÍ O SÍ. Sin embargo, los carbayones no eran el mejor rival ante el que jugarse la vida, pues tenían una gran delantera –conocida como la “Eléctrica”- con jugadores como Emilín, Herrerita y Lángara y había humillado a los capitalinos por 7-1 en la primera vuelta.
Por esto, el 2-0 final a favor del Real Madrid, y que sentenció a Real Sociedad y Sporting, despertó algunas dudas y más de uno aseguró que el Oviedo no plantó cara a los blancos debido a un sospechoso sobre en blanco que, supuestamente, había entregado Don Santiago a los asturianos. Otro actor clave en la permanencia madridista fue el Atlético de Madrid. Y es que los rojiblancos ayudaron a su eterno rival a permanecer en primera tras golear por 2-7 al Sporting. Sea como fuere, Bernabéu aprendió la lección y profetizó que, partir de entonces el Real Madrid sería espectacular y ganaría títulos.
Así, años más tarde, llegaron los ansiados títulos de Liga y muchas conquistas de la Copa de Europa. Los éxitos en esta última provocaron que el diario “The Times” les bautizara con el apodo de los vikingos por considerar que “el Real Madrid se pasea(ba) por Europa como antaño se paseaban los vikingos: arrasándolo todo a su paso”. Así pues, el destino –o los sobornos, que dirían las malas lenguas- concedió una segunda oportunidad al equipo blanco. Y todo ello porque un 11 de abril de 1948, Pruden, un delantero que pocos aficionados blancos recordarán, marcó dos goles al Oviedo que supusieron la salvación. Sin ellos, hoy, quizás no veríamos por Chamartín ni a Cristiano Ronaldo ni a demás cracks. Además, para más INRI, Prudén era un ex del Atlético de Madrid.