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La copa Mitropa

Hoy en día uno de los mayores placeres del fútbol europeo es ver la Champions League, en la que cada 15 días se ven las caras los mejores equipos del Viejo Continente. Sin embargo, pocos saben que el origen de la actual Liga de Campeones no se remonta a la antigua Copa de Europa, sino a la Copa Mitropa.

Esta competición se creó el 31 de marzo de 1927 y su nombre se lo debía a que los viajes en Europa se solían hacer en tren y los vagones Mitropa eran muy populares, por lo que se puede considerar esta competición como una de las primeras patrocinadas en toda la historia, pese a que se tenga la falsa convicción de que este tipo de cosas es sólo de nuestra época. Los padres de la copa fueron el Doctor Fischer y Hugo Meisl. Especialmente este último, que había sido futbolista internacional por Austria y soñaba por ver una competición que imitaran a los grandes campeonatos de selecciones nacionales.

Por ello, ideó un torneo en el que las ligas domésticas sirvieran como clasificación para participar en esta competición internacional. Esto haría que se vieran las caras los mejores del continente y, a su vez, aumentaba el valor de los campeonatos nacionales. El sistema de competición era de eliminatorias a ida y vuelta y de una final también a dos partidos.

En la primera edición, jugaron los mejores de Hungría, Austria, Checoslovaquia y Yugoslavia.  Sin embargo, en aquella época muchos equipos aprovechaban el tirón que les había dado el ganar la liga para hacer largas giras. Por ello, en muchas ocasiones los campeones y subcampeones faltaban su cita con el torneo y en su lugar acudían el tercero, el cuarto o el campeón de copa. En 1929 comenzaron a jugar la Copa Mitropa los equipos italianos, ya que se habían dado dos importantes circunstancias: la creación de la Serie A y que los equipos yugoslavos dejaron de participar porque apenas daban espectáculo, solían encajar una goleada tras otra. En 1934, se decidió que la competición la iban a disputar los cuatro primeros clasificados de los siguientes países: Italia, Austria, Hungría y Checoslovaquia. Además, se puso por norma que, al menos en las primeras rondas, podían enfrentarse entre ellos dos equipos del mismo país.

Pasaron los años y la competición se convirtió en todo un éxito. Tanto que países como Rumania, Bulgaria o Suiza solicitaron que sus equipos pudieran disputar la Copa Mitropa. Sin embargo, el comité organizador recelaba mucho de esta idea porque pensaban que podían bajar el nivel, y por tanto el caché, del torneo. Finalmente, debido especialmente a la insistencia de los suizos, se decidió hacer una especie de fase previa con los equipos más débiles. Así  los cuatro mejores clubes de la liga suiza para jugar la Copa Mitropa debían de verse las caras en una previa con los cuartos clasificados de Italia, Austria, Hungría y Checoslovaquia. Al mismo tiempo se decidió que el 40% de los ingresos de cada partido debía ir al equipo visitante.

Con el paso de los años aumentaron los equipos participantes, todos del centro este de Europa, y se intentó que equipos españoles y franceses jugaran la Copa Mitropa, pero la mala situación que vivían ambos lo impidió. No fueron los únicos, pues, años más tarde, la segunda guerra mundial provocó la suspensión temporal del torneo. Una vez volvió todo a la normalidad nada volvió a ser como antes. En el Viejo Continente surgió una nueva competición llamada la Copa de Europa que le robó todo el protagonismo. Tanto que los mejores dejaron de ir a la Copa Mitropa y los países participantes enviaron a jugar la competición al campeón de Segunda División. Así la edición de 1992, en la que los bosnios del Fudbalski klub Borac Banja Luka se proclamaron campeones, fue la última de un trofeo que dejó huella, pero que no podía permitirse el lujo de bailar con la más fea cuando a comienzos de siglo había sido la reina del baile.

  1. octubre 12, 2011 a las 12:09

    Gran historia. No la conocía, no tenía ni idea de estos primeros países internacionales.

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