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El sueño de Kalusha Bwalya

febrero 20, 2012 1 comentario

La semana pasada comentamos en La Medialunala tragedia que sacudió a la selección de Zambia en el 93, que se llevó la vida de la mayoría de los integrantes de aquel equipo. Uno de los jugadores de aquella plantilla que logró esquivar la muerte fue Kalusha Bwalya, quien desde entonces luchó por un sueño: reconstruir la escuadra nacional y lograr el objetivo de clasificarse para el Mundial de 1994. 

Pese a que aquel equipo llevaba muy buenos números en la fase de clasificación, la misión parecía casi imposible, ya que había que crear una nueva escuadra casi desde cero y adaptarse a un sistema táctico. Aun así, Kalusha se volcó en el proyecto y, para sorpresa de todos, aunque es verdad que fue con más corazón que cabeza, Zambia logró salir adelante.

Tanto que el conjunto africano, que tras la tragedia de Gabón parecía tocado definitivamente, llegó a la última jornada de la fase de clasificación para el Mundial de 1994 dependiendo de sí mismo. Solo unos meses después de la catástrofe. El billete para Estados Unidos estaba al alcance de la mano, ya que un punto contra Marruecos fuera de casa les valía a los zambianos. Durante 40 minutos el sueño fue un hecho, estaban dentro de la mayor cita futbolística. Sin embargo, en el minuto 41 un centro desde la izquierda rematado en el área pequeña con un brillante testarazo por parte del marroquí Abdeslam Laghrissi puso muy cuesta arriba a Zambia lograr la gesta.

Aún quedaba la segunda parte, tiempo más que suficiente para lograr algo que Kalusha había impreso al equipo desde que se propuso rescatarlo de las cenizas en las que se encontraba: la épica. Sin embargo, en el segundo acto del encuentro por primera vez se vio a una Zambia sin alma, sin corazón. El gol marroquí no sólo les había dejado tocados en lo deportivo, sino que también en lo anímico.

De hecho, años más tarde, Kalusha señaló que el gol de Abdeslam Laghrissi hizo que se volviera a acordar de sus compañeros fallecidos meses antes en Gabón y como les iba a fallar después de haber luchado tan duro por un imposible que, por momentos, llegó a ser una realidad. Ese sentimiento de culpa de no poder brindarles la clasificación para el Mundial hizo que se le quitaran las ganas de jugar. Con Kalusha deambulando de cuerpo presente pero de mente ausente por el campo Zambia echó de menos al corazón de su equipo y acabó perdiendo aquel partido contra Marruecos.

Tres años más tarde, con el equipo mucho más asentado y con las heridas del pasado ya curadas pero con la cicatriz que aún dejaba su recuerdo, Kalusha consideró saldada la deuda que había dejado a sus compañeros con la no clasificación para el Mundial de 1994 con el subcampeonato que obtuvo Zambia enla Copa de África de 1996. En aquella ocasión solo una brillante Nigeria, capaz de sacar los colores a la mismísima Brasil en los Juegos Olímpicos del mismo año, fue capaz de que los Chipolopolo fueran campeones. Hace apenas una semana Zambia logró coronarse como “rey de África”, como presidente dela Federación estaba Kalusha. ¿Casualidad? No creo. Simplemente el hombre que se propuso hacer posible lo imposible se propuso volver a escribir el guión de la historia para que ésta, de una vez por todas, acabara con final feliz.

Gabón salda su deuda con Zambia

febrero 13, 2012 Deja un comentario

La vida, en ocasiones, suele ser caprichosa. Capaz de convertir un sueño en pesadilla y viceversa. Zambia puede dar buena fe de ello. Hasta este fin de semana hablar de Gabón suponía para cualquier zambiano recordar uno de los peores capítulos de su historia, puesto que fue allí donde en 1993 casi la totalidad de la plantilla zambiana murió debido a un accidente aéreo.La Copa de África de 2012 hahecho que las lágrimas de entonces se sustituyan por alegrías y un hueco en la historia. Y es que Gabón tenía una deuda pendiente con Zambia.

Cuando sucedió la tragedia del 93 los zambianos, en cuanto a términos futbolísticos se refiere, eran unos auténticos desconocidos. Y es que, Copa de África aparte, Zambia sólo se había hecho notar en la gran escena internacional en los Juegos Olímpicos de Seúl 88. Allí se convirtieron en la revelación del torneo tras alcanzar los cuartos de final y haber humillado a Italia con un contundente, a la par de sonrojante, 4-0.

Por ello, su gran objetivo era clasificarse para el Mundial de 1994. Tras una buena ronda clasificatoria, Zambia se jugaba parte de sus opciones contra Senegal. Los africanos cogieron un avión rumbo a Dakar el 27 de abril de 1993. Lo hicieron desde Isla Mauricio, donde habían ganado el anterior domingo al equipo local por 0-3 en un encuentro correspondiente a la fase de clasificación dela Copade África, donde lideraban el Grupo 5, igualados a puntos con Zimbabwe.

Sin embargo, el vuelo no transcurrió con normalidad, ya que el avión en el que viajaba la expedición de Zambia se precipitó al Océano Atlántico poco después de despegar del aeropuerto de Libreville, capital de Gabón, donde había hecho una escala técnica para repostar. Ninguno de los 30 integrantes del aeroplano, 18 de ellos jugadores de Zambia, logró sobrevivir. Los únicos capaces de esquivar a la muerte fueron los tres jugadores de Zambia que jugaban en Europa, que supieron aliarse con la suerte.

Charles Musonda, que militaba en el Anderlecht, no había sido convocado a causa de una grave lesión de la que aún no se había recuperado. Johnson Bwalya, futbolista del FC Bulle, no era un fijo en las convocatorias y entraba y salía de ellas de manera constante. Esta vez el seleccionador Godfrey Chitalu había decidido no contar con él. El último caso, y quizás el más afortunado, fue el del hermano de Johnson, Kalusha, que militaba en el PSV. El jugador si que había sido convocado para el partido en Senagal, pero tenía previsto reunirse con sus compañeros directamente en Dakar puesto que había jugado el domingo anterior en el homenaje a Mario Kempes.

En 2003 un informe de Gabón indicó que el accidente se debió a un fallo en la luz de advertencia y a la fatiga del piloto. Nueve años después Gabón saldó, al menos una parte, de la deuda que tenía con Zambia. Y es que Gabón seguirá siendo parte importante de la historia de Zambia, pero ya no sólo de la negra sino también de la más importante. Aquella que le hubiera gustado escribir al malogrado equipo del 93 y que un terrible accidente truncó.